Bilderberg. Pilar Cambra

Para mí, tonterías y teorías conspirativas, las justas... ¡Vamos: que me sobran las bobadas y las elucubraciones sobre "dominios del mundo en la sombra"!... Sin embargo, reconozco que lo del Club Bilderberg - que ha celebrado su reunión anual en el Hotel Dolce de Sitges - me parece raro, muy raro. Y, además, cargado de una alta dosis de morbo. De morbo del malo, preciso...
¿Por qué? Precisamente porque todo es sombra en el Club Bilderberg, en sus reuniones, en sus conclusiones y en sus hipotéticas actuaciones: todo sombra, ni un rayo de claridad.

La historia comenzó el 29 y 30 de mayo de 1954 en el Hotel Bilderberg de Arnhem, en los Países Bajos, un país cuya Monarquía ha cargado con el peso de las sospechas - en ciertos casos, más que eso...- de que su inmensa riqueza no se había gestado con total y absoluta limpieza... Por cierto: la Reina Beatriz de Holanda "también" ha estado en Sitges.


La extensa y variopinta - desde lo muy serio a lo risible - bibliografía sobre el Club Bilderberg - en ocasiones, tan fantástica como las aventuras de Harry Potter - coincide en ciertos aspectos: a las reuniones anuales acude lo más granado del Poder... Presidentes de empresas, banqueros, jefes de Estado, miembros de las monarquías europeas - la Reina Doña Sofía ha asistido dos veces, que se sepa - y lo que las gacetillas llaman "las personas más influyentes" del Planeta Tierra... Bill Gates, Rockefeller, Juan Luís Cebrián, José Manuel Entrecanales, Pedro Solbes, Jean Claude Trichet y el propio José Luís Rodríguez Zapatero han estado - o podrían haber estado - entre los pasajeros de esos coches blindados y con cristales tintados que han hablado "de sus cosas" en Sitges. En las reuniones, por cierto, no son admitidos familiares; ni siquiera los asistentes más íntimos y personales de estos "amos del universo". Curioso...

¿Y de qué hablan los miembros del club más fantasmal de nuestros días?: de temas económicos y políticos, se dice genéricamente... Pero eso es como afirmar que un árbol tiene raíces, tronco y ramas: una descripción para párvulos...
¿Se toman decisiones?, ¿hay acuerdos entre las distintas "familiar" de tanto Poder respresentado?, ¿son vinculantes tales acuerdos?... Y lo más decisivo: de existir, ¿cómo nos afectan a los de a pie esos acuerdos del Club Bilderberg? Porque lo que sí es evidente es que, puestos a manejarnos, los personajes reunidos en el club nos llevan al río creyendo que éramos mocitos... Nos llevan de todas, todas.

El caso es que hay una frase de Edmund Burke - "para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada" - que, conveniente modificada, resume lo que me ronda la sesera cada vez que oigo hablar del Club Bilderberg: "Para que triunfen determinados poderes, sólo es necesario que los aparentemente débiles no hagan nada". Y ahí lo dejo...

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