El derroche de las autonómicas. Antonio Papell.

Las cadenas autonómicas han alcanzado un nuevo mínimo histórico de “share” en mayo: el 11%. Con la excepción de TV3, que reafirma su implantación en Cataluña –el hecho idiomático es allí relevante-, las demás se hunden en el pozo de la inanidad y, sobre todo, bajan estrepitosamente CSUR, TVG, TM, C9 y ETB1. Los andaluces, gallegos, madrileños, valencianos y vascos están al parecer cada vez más hartos de la pueblerina introspección sesgada y manipulada que les ofrecen sus televisiones regionales.

Las pérdidas de las televisiones públicas (estatal y autonómicas) representaron 1.208 millones de euros en 2008, según un informe de Deloitte para UTECA. El déficit acumulado es inmenso (algunas fuentes aseguran que podría alcanzar el 1% del PIB). Habría que preguntarse, en fin, si tiene sentido que el plan de austeridad, que al cabo nos enfrenta con la realidad de que no somos tan ricos como pensábamos, ignore esta situación que ni siquiera resultaba aceptable en el anterior espejismo de una irreal opulencia.


La televisión estatal desempeña un papel significante en la cohesión del país y las televisiones en lenguas autóctonas diferentes del español soportan una realidad lingüística que conviene preservar. Pero, ¿para que sirven todas las demás televisiones autonómicas?

*Antonio Papell es articulista, especializado en análisis político. Publica en "el Economista", Vocento, "El Periódico de Cataluña" y otros medios. Participa en tertulias de radio y tv. Acaba de publicar "Zapatero 2004-2008. La legislatura de la crispación".

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