La travesía del desierto. Enric Sierra

Falta justo un año para las elecciones municipales y muy pocos de los que se presentaron a estos comicios hace ahora tres años imaginaron ni en sus peores pesadillas que se iban a encontrar en la dramática situación por la que pasan la inmensa mayoría de los ayuntamientos. A saber: la crisis económica y el frenazo que ha supuesto para numerosos proyectos previstos, los erráticos y fracasados planes estatales de los dos últimos años para atajar la crisis en forma de obras menores, los sonados casos de corrupción urbanística y sus actuales efectos en forma de revisión a la baja de cualquier plan parcial que cae en la mesa de Urbanismo y, ahora, el aviso de que los ayuntamientos no se podrán endeudar el año próximo. Sin olvidar que son muchos los consistorios que ya han vaciado sus cajas fuertes y están recurriendo mensualmente a pólizas de crédito para pagar las nóminas de los funcionarios y personal contratado, además de abordar reducciones de plantilla, algo insólito en los últimos treinta años de municipalismo. Para acabarlo de rematar, los sueldos de alcaldes y concejales se van a reducir hasta un 15% para no ser menos que el resto de los funcionarios.

Con este negro panorama, los cuarteles generales de los partidos políticos en el ámbito local y comarcal reconocen que van a sudar tinta para intentar confeccionar listas electorales competitivas para mayo próximo. ¿Quién se va a meter en un lío como este con la que está cayendo, para cobrar menos y sin apenas presupuesto para impulsar ningún nuevo proyecto? Ser alcalde o concejal de un municipio mediano o pequeño, de los que más hay en
Catalunya, no es ningún regalo si se quiere ser honrado. Entonces, ¿por qué razón hay gente que todavía se quiera involucrar en una tarea a menudo ingrata y mal vista? Los dirigentes de los partidos tendrán que buscar respuestas muy convincentes a esta pregunta si no quieren que la oferta política con la que concurran a las elecciones sea una demostración de que la próxima legislatura será un mandato de puro trámite, donde se necesitarán más gestores y pragmáticos que soñadores, más imaginación que ilusión.

Algunos asesores ya hablan de que muchos de los gobiernos locales que saldrán de las urnas el año que viene serán de low cost,un escenario que genera aún más terror porque se corre el alto riesgo de recurrir a perfiles políticos grises, tirando de las viejas estructuras de los partidos. Estos mismos expertos nos alertan sobre el tamaño de los programas electorales que nos encontraremos. O bien tendrán muchas páginas, con el evidente riesgo de que la mayoría de las promesas se incumplirán, o bien los programas se resumirán en muy poco espacio por la falta de recursos. Llegan malos tiempos y una larga travesía del desierto.




*Enric Sierra, periodista. En la actualidad subdirector de www.lavanguardia.es y redactor jefe de La Vanguardia. Ha trabajado para numerosos medios escritos y audiovisuales, entre otros: El Punt, El Correo Catalán, Cadena 13, Agencia EFE, TVE, diario Avui...
El año 2000 fue miembro del equipo fundador del primer diario gratuito de España (20 minutos) como director adjunto y responsable de la edición de Barcelona.
Presidió la Asociación Española de Prensa Gratuita. Forma parte de la Junta del Col·legi de Periodistes de Catalunya y ha presidido allí la Comisión de Nuevos Medios.

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