El Chalaneo. Pilar Cambra.


No, no somos tontos: todos sabemos que buena parte de la actividad política - aquí y en Tombuctú - se parece demasiado a un mercado persa... ¡Pero es que, en los últimos tiempos, los chalaneos de los partidos, en España, se asemejan a una feria de ganado en la que lo que se compra y se vende es el ciudadano/voto - o el voto de los ciudadanos, controlados por los partidos - como si fuera un caballo, una vaca o una oveja!
Revisemos el último ganao sobre el que negocian los políticos tratantes... 1) Las insinuaciones - nada veladas - del señor Presidente, don José Luís Rodríguez Zapatero, a las buenas gentes del PSC - Partido Socialista de Catalunya -, que se muestran levantiscas y prestas a la rebelión, de que ciertos aspectos de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut podrían modificarse mediante Decretos Ley... O sea: antes muertos que sencillos y antes decretazos que perder el caladero de votos socialistas que ha sido Cataluña tradicionalmente... 2) Los coqueteos, carantoñas y mimos varios que, tanto el PSOE como el PP, prodigan al PNV "por si acaso": por si acaso necesitan los favores del nacionalismo vasco para formar un futuro e hipotético Gobierno aquí, allá o acullá; y 3) el pálpito de que don José Blanco - y el Ministerio de Fomento "a su través" - reconsiderarán la drástica suspensión anunciada de determinada Obra Pública en las Autonomías que se pongan chulas y desafiantes - la de Cantabria, por ejemplo, según oyeron estos oídos que han de críar crisantemos en entrevista radiofónica a su Presidente (el cántabro que regala anchoas y va en taxi a todas partes, ya saben)-.
Verdad y gran verdad es que el armatoste político se mantiene, en gran medida, gracias a este mercadeo, a los acuerdos más que a los enfrentamientos, a las negociaciones más que a las rupturas. Pero, en determinados asuntos y circunstancias, "o se es o no se es", como diría el otro... Porque el armatoste también puede irse al traste hacer cambalaches con lo que no se puede o se debe y por aguar las duras medidas necesarias en tiempos de super-mega-crisis para quedar bien...
...Y, sobre todo, es especialmente penoso y deprimente que uno (una), como ciudadano que ha depositado la confianza de su voto en un partido - el que sea- suponiendo que ese partido será fiel a sus principios esenciales, acabe sintiéndose como una vaca en una feria de ganado... Porque uno (una) estará un tanto gordito (gordita) ¡¡¡pero no es una vaca!!! ¿Vale?

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