El Gobierno, visto por un cronista de deportes. José Antonio Sentís.



Reconocerán conmigo que es mucho más divertido ahora ser cronista deportivo que político. Hablemos, por tanto, del equipo del Gobierno, ahora que se especula infructuosamente sobre un cambio en el Ejecutivo.
La portera, Teresa Fernández de la Vega, lleva tiempo reaccionando un segundo después de lo que se necesita. Parece que le falta concentración, seguramente porque desde detrás del arco nota la presencia insistente de su modista y, además, se siente presionada por la posibilidad de sustitución por otros jugadores que pueden ocupar su demarcación.
La defensa gubernativa es muy fiel al esquema del seleccionador, pero no sabe si actuar con excesiva dureza (Corbacho), o sacar la pelota jugada (Trinidad Jiménez). Al educado lateral Gabilondo le gusta correr mucho por la banda, pero el entrenador le marca de cerca, para que no descuide su posición. La otra lateral en Defensa, Carmen Chacón, tiene el problema de ser demasiado blanda para los rivales, aunque está muy bien para los partidos de guante blanco, porque se luce en regates ceremoniosos y lleva con elegancia el uniforme.
En la línea media, la jugadora aparentemente más idónea era Elena Espinosa, la encargada de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino. Vamos, que podría ocupar todas las demarcaciones de la medular. Sin embargo, no se le ha visto tocar el balón en la mayoría de los partidos.
Otra jugadora en la línea media es Corredor, que corre mucho, aunque no se sabe bien adónde. La anterior ocupante del puesto, María Antonia Trujillo, también corría mucho o, al menos, aconsejaba correr a los demás con deportivas, tal vez para llegar antes al vestuario. Mucho más solvente parece Caamaño, que le gusta jugar en el centro justo del terreno, pero cada vez que se descuida le hacen una finta legal que le deja sentado, o los suyos le entregan melones en lugar de balones. Claro que su problema principal es la lentitud insoportable del juego en su zona.
Por su parte, el veterano centrocampista Chaves también está lento y muchos creen que se merece una retirada honrosa. La titular indiscutible en el centro del equipo es, sin embargo, Elena Salgado, a quien el seleccionador le ha confiado el marcaje al adversario más peligroso, que, en todos los partidos se llama curiosamente de la misma forma, Mercado. Lo mejor de Salgado, en todo caso, es que es disciplinada y aguanta las tarascadas con resignación, aunque no dé un balón a derechas (ni mucho menos ahora a izquierdas).
En las bandas de ataque, la siniestra está cubierta por Bibiana Aído, obviamente, aunque nadie sabe qué demonios hace ahí. Jugar, lo que se dice jugar, juega lo justo, y tendría todas las papeletas para ser suplente si no fuera porque el entrenador se ha encaprichado. En el banquillo está Cristina Garmendia, extremo ligera y elegante, a la que no le pasan un balón ni a tiros.
Moratinos podría jugar en los dos Exteriores. Sin embargo, no es capaz de regatear ni a un cubano ni a un venezolano. Sus mayores éxitos siempre son contra la selección de Israel y, claro, queda un poco insuficiente cuando tiene que jugar con selecciones punteras, como Alemania.
Lo que sí tiene mortal el entrenador son los dos arietes, Blanco y Rubalcaba. Ésos son capaces de meter un gol en fuera de juego, con la mano o en falta. Rubalcaba, que juega retrasado y en posición de Interior, porque tiene fundamento y escuela. Blanco, porque disfruta de instinto asesino en el área contraria, pues ha decidido aparcar el fomento del juego y lucha más en el pressing al adversario. Salvo ellos, todo el plantel de Zapatero es mediocre, inconsistente o desaprovechado. Y, así, es normal que España arrastre los pies por el campo en plena crisis de juego y resultados. Está claro que necesita una reforma laboral en profundidad.
POSTDATA PARLAMENTARIA
Como el equipo de Zapatero se siente acorralado, ahora quiere ganar al adversario con juego sucio. Ayer mismo, intentó intimidar a Soraya Sáenz de Santamaría, con unos modos no lejanos al desprecio (incluso sutilmente machista). Pero el Gobierno se fue con un gol en contra, y por toda la escuadra.

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