A cinco días vista de la huelga. Séneca.

La "Gran Putada" de Méndez y su homónimo en C.C.O.O Toxo hacia el ejecutivo amigo (supongo que amigo de ellos solos) está a cinco días vista de producirse. La cuenta atrás ha comenzado con la sensación de que va a resultar un auténtico fracaso. La ruptura entre sindicatos y trabajadores es tal que, incluso, parece que el mismo José Blanco es el que le otorga transcendencia a la "temible" huelga echando una mano a sus amigos líderes sindicales y preparando, de paso, un discurso a posteriori vencedor ante dos sindicatos de magnífica fortaleza. Los márgenes de servicios mínimos negociados para el colectivo de transporte público me resultan excesivos, muy excesivos, para el seguimiento que se presume que va a tener la huelga. Flaco y agradecido favor del Sr. Blanco a los dos líderes sindicalistas.

Y es que el españolito de a pie no perdona que hayan saltado, los sindicatos, como fieras corrupias al cuello del ejecutivo socialista tan a destiempo ante la reforma laboral impuesta por Bruselas, la disminución de un pequeño porcentaje en el sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones cuando este gobierno ya había facilitado anteriormente la destrucción de más de dos millones de puestos de trabajo, en poco más de dos años, y la destrucción de más de un millón de empresas en nuestro país. ¿Qué hacían mientras tanto los sindicatos?. Se lo contesto yo; hacían el negocio de su vida a base de negociar finiquitos y ERE´s (sí, sí... cobran por ello) y percibir subvenciones multimillonarias como prebenda del ejecutivo amigo.

El españolito no entiende que la herramienta política más legitimada y originaria de la masa laboral, como resulta ser un sindicato, no vele por los intereses generales de los trabajadores y sí lo haga por los de un único colectivo al que considera intocable; los funcionarios. No entiende el trabajador español de castas y desagravios comparativos cuando se pregunta que ¿qué ha pasado con el resto de obreros que no trabajaban en instituciones públicas?. Pues lo que ha ocurrido con el resto de currantes es que la escabechina ha sido de órdago a la grande y la respuesta pública de ambos trasnochados líderes sindicales ha sido un mutis por el foro y rendir condolencias al PSOE, de forma compasiva y con mucha camadería, por vivir momentos tan difíciles en su segunda legislatura consecutiva a causa del trágico descalabro del mercado laboral.

Y lo peor de todo es que acuden a la huelga desganados, sin la más mínima intención de hacer mella en la línea política de las huestes de Zapatero. Acuden como aquel que no le queda más remedio de ir a una cita que si pudiese abortaría de su agenda en el acto... a sabiendas del desgaste, disgusto y desconsuelo que empieza a producir el partido socialista entre el pueblo. Y el españolito de a pie ha terminado por calarlos .

Es tan débil la amenaza sindical para el ejecutivo que éste ni se preocupa por movilizar la maquinaria propagandística, el logro más eficaz y poderoso que ha conseguido Zapatero en el intervalo de sus dos legislaturas, para condenar el parón laboral en nuestro país el próximo miércoles. Nadie del ejecutivo ha salido a la palestra para advertir que el país no está para huelgas económicamente, nadie del ejecutivo ha descalificado a Cándido y a Ignacio por lo inoportuno del momento, nadie del ejecutivo ha pedido comprensión y el desmarque de la movilización al pueblo. Y no lo han hecho porque, dada la relevancia de la amenaza que supone la huelga para sus cargos y línea de trabajo, ésta les importa eso, exacto, lo que usted está pensando: un carajo.

Y no me vengan con que exagero, no me rectifiquen una sola línea de lo escrito. Como botón de muestra sólo pongo un ejemplo: el gobierno anda ahora más preocupado en preparar la futura subida de impuestos y presentarla de la forma más adecuada para que menos incidencia cause en las urnas, en asimilar el trato con PNV para encarar el debate de los Presupuestos Generales del Estado y en la recaída de la recuperación económica de la periferia de la zona Euro que de las pícaras y desvergonzadas andanzas de Rinconete y Cortadillo o lo que es lo mismo: Cándido y Toxo.