La postura de Rajoy ante el cambio de cromos en el gobierno, ¿qué hará el líder popular?. Séneca.



Pues me da a mí que Rajoy ha aceptado como acertado el cambio en el ejecutivo. La elección, esta vez sí, de pesos pesados al frente del ejecutivo socialista y lo sorpresivo en la forma que se ha producido han hecho mella en la línea de flotación del discurso opositor que ejercía Mariano Rajoy. El líder del partido popular, según destapan voces cercanas a él, ha elegido como opción el mantener un discurso ligero, para nada ofensivo y esperar que la situación actual de la economía española sea la que deshaga, como azucarillo en agua, el "efecto Rubalcaba" por el que ha apostado Zapatero. Las encuestas dan un margen muy amplio a Rajoy de cara a las futuras elecciones generales del 2.012 y no quiere el compostelano que un fallo suyo sea el que dé al traste con tan suculenta ventaja; confía más en la línea errática y fagocitadora de un Zapatero que perdió el pulso de la masa electoral, hace ya bastantes meses, antes que plantear y descubrir sus bazas en una ofensiva, ante la cual se ha preparado a conciencia el ejecutivo socialista, para su asalto a la Moncloa dentro de año y medio.


Pero no acaban ahí, en la reestructuración socialista, los temores de Rajoy... el gallego tiene una asignatura pendiente en su propio partido que para nada sigue mostrándose homogéneo y fiel a una consigna compartida frente al partido adversario. Si Rajoy ya se adjudicó un disgusto con la medida de Esperanza Aguirre de rebajar el número de liberados sindicales en su comunidad autónoma, tres días antes de la huelga general, ahora le ha tocado el turno al alcalde de Valladolid, a la hora de tirar piedras a su propio tejado, con unas declaraciones muy poco afortunadas sobre Leire Pajín que han sido celebradas y aprovechadas por el aparato propagandístico socialista para hacer mella sobre la solvencia y credibilidad de todo el partido opositor; "Así se las ponían a Fernando VII" pensaría Mariano ante tan lamentable error de su compañero de partido.

Y es que a muchos miembros del partido popular, y a gran parte del pueblo, no se les escapa que Leire Pajín, Elena Salgado y la ministra de Cultura González-Sínde son el núcleo débil de este nuevo ejecutivo y, posiblemente, los peones que más juego den a la oposición para hacer sangre en la hemorragia socialista a parte del desastroso devenir de la economía española... pero las formas pierden a esos miembros más radicales del PP que Rajoy se ha visto incapaz de contener en numerosas ocasiones.


Son estos los gestos desafortunados que hacen al PP liderar las encuestas de intención de voto por ser el "voto útil" o el "menos malo" y no por sus cualidades políticas intrínsecas y sus propuestas sociales. Es esta una de las grandes "asignaturas pendientes" de Mariano Rajoy ante el pueblo; su incapacidad para gobernar con mano férrea su partido y permitir en su seno salidas de tono continuas que inquieren al partido opositor cierto tufo de inseguridad y ausencia de estrategia que serían fatales en un partido llamado a gobernar un país que, ahora más que nunca, necesita el acierto en las urnas ante el panorama que viene sufriendo desde hace tiempo. Sólo hay que comparar el liderazgo de Aznar en el P.P, con quién los miembros del partido bailaban al son que hacía sonar éste en total armonía y sin discrepancias públicas, con el de Mariano Rajoy para comprender que la transición que el anterior presidente de gobierno guió dentro de su partido no cerró filas en torno al candidato elegido. Bien haría, el bueno de Rajoy, en acometer una reestructuración como la que ha afrontado Rodríguez Zapatero, dentro de su formación, y poner un "número dos" (ahora mismo es un puesto indefinido o huérfano en el Partido Popular) a su lado que sí fuese capaz de contener y liderar a sus propias huestes... quizás un "Rubalcaba popular" acabaría con una de las grandes carencias y urgencias de un partido que no termina de convencer completamente al pueblo por lo anteriormente expuesto.

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