Nuestra miserable deuda y su lioso rescate, ¿quién es quién en todo este asunto?. Séneca.


(muy aconsejable leer este artículo oyendo al unísono la música que os he subido en él)

Hasta el día de hoy, el rescate español era poco más que una "leyenda urbana" o, en boca del agorero más pesimista, una posibilidad menos remota de lo que plantean los medios oficiales y oficiosos de esta España Zapaterista. A pesar de los continuos brotes verdes que quiere vendernos el inepto monclovita con el cuento de la recuperación económica de España este mismo año y la solvencia de nuestra posición en los mercados; resulta que es un secreto a voces que nuestra deuda anda sobre el filo del alambre, desde hace ya meses, y le cuesta más mantener el equilibrio a medida que va avanzando sobre  tan peligroso camino.


No es una exageración decir que el diferencial con los bono a 10 años alemán resulta ya escandaloso. Tampoco lo es que cada vez nos cuesta más colocar unas emisiones que ya han recibido la calificación de bonos basura de las sociedades de operaciones bursátiles más especializadas en colocar deuda soberana en los mercados. Tampoco es un secreto que algunos países, como es el caso de Rusia, desaconsejan abiertamente a sus inversores patrios la compra de deuda española. El último capítulo ha consistido en desistir de la próxima emisión de deuda (entre 4.000 y 5.000 millones de €) y enjugarla, en un tramo de tiempo espaciado, a través de una sindicación entre entidades usur..., perdón; bancos (¡en qué estaría yo pensando!) que tratarán de colocar dichos títulos entre sus mejores clientes a un interés que cubra las expectativas tanto del Estado como de los participantes en dicha maniobra. Esto último sumado al elevado interés con el que se ha tenido que colocar la última emisión de deuda soberana (el interés más alto prometido en la historia por España) ha hecho pensar a todos los actores económicos mundiales que los mercados están a puntito de decir "hasta aquí hemos llegado" o ver a la Salgado hincar las rodillas en el suelo declarando nuestra bancarrota.




 Ante tal panorama, ya han desembarcado en España la Comisión Especial para la Crisis Financiera de la U.E (los chicos del Eurostat, ver el anterior post de este mismo blog), otra comisión de analistas del FMI y el día tres de febrero hay cumbre magna entre todos los agentes económicos de nuestro país y Alemania con la Merkel y el inepto de la Moncloa al frente de ambas comitivas. Sigo insistiendo en que aún tendremos la visita de alguna comisión estadounidense o un seguimiento especial por parte de Obama sobre uno de esas comisiones... sigo fiel a la opinión de que el rescate español es inasumible por parte de la U.E en solitario... y más me reafirmo en ello a sabiendas de que hoy andan reunidos en Bruselas todos los ministros de Economía de la U.E con un único propósito: la ampliación del Fondo de Rescate que maneja la U.E como principal herramienta para solventar las bancarrotas de sus socios. ¿Y saben qué?, pues que el ministro de economía de Alemania, el Sr. Wolfgang Schauble, dice que "nanay de la China", que ellos no tocan nada porque siempre que se toca algo relacionado a rescates de los más torpes termina costando un potosí (o un huevo, como gusta decir aquí) a las arcas teutonas. Lógicamente, Sarkozy ha tomado partido del lado del más fuerte... y lo ha hecho por tres motivos: 
- Primero porque se está barruntando un proyecto en el que el € pasaría a ser moneda de tres países solamente: Alemania, Francia e Inglaterra. Dicho proyecto tiene altas posibilidades de pasar a ser realidad en caso de bancarrota española.
- Segundo porque el presidente francés va a dejar de tener la sartén por el mango (el barrosista Trichet) en el BCE inminentemente y dicho mango va a ser recogido por el país teutón... no es cuestión de dejar una herencia que puede pesarles, a los franceses, en el transcurso de pocos meses.
- Tercero, y este es un motivo compartido por muchos países y nos sólo un temor francés, porque no observa voluntad ni margen de maniobra suficiente, el presidente francés y otros muchos, en el gobierno del inepto de la Moncloa para llevar a cabo las dolorosas reformas que vendrían acompañando al supuesto rescate español. El deshacer la reforma Laboral en pos de acometer la reformas de pensiones y evitar así otra huelga general de los dos grandes sindicatos y la amenaza velada de la Generalitat catalana de no aceptar recortes en las cuentas de las autonomías hacen dudar mucho no sólo a Zarkozy sino a cualquiera. En pocas palabras; Europa ya ha calado a Zapatero y saben que está demasiado quemado en la vieja piel de toro como para cumplir con su confesión a Revilla de "tomar medidas terribles que se lo lleven por delante" ... de ahí que las palabras del jefe del comisionado de la U.E haya insistido tanto en la credibilidad de Zapatero y su voluntad de tomar decisiones difíciles y valientes por su parte.


Durao Barroso, Zarkozy y la Merkel.

 Nos encontramos ahora mismo en la antesala histórica del nuevo € ya que, así se presume que acabará hoy la reunión de ministros de economía de la U.E, es muy posible que el formato tradicional que lidera Durao Barroso sufra un revés que provocará la herida de muerte de dicho formato con la No ampliación del Fondo de Rescate y el consiguiente abandono de España a su suerte.

Pero volvamos al papel que desempeña en todo esto Obama. Es sabido que las políticas económicas o medicinas aplicadas contra la actual crisis financiera global es tratada de diferente manera a uno y otro lado del Atlántico. Ante el mensaje de austeridad y recortes dolorosos que abandera la U.E para que después los mecanismos de oferta relancen la actividad, confronta directamente el Keynesianismo yankee. La administración Obama, incluyendo la Reserva Federal del país norteamericano, combaten la crisis estimulando la economía. Empezaron con un macro-plan de reactivación, luego otro de apoyo a las hipotecas, más tarde un nuevo paquete de expansión de las infraestructuras y, por último, dos monetizaciones de activos que rozan en billón de dólares que aún están siendo aplicados en periódicos tramos de 75.000 millones de dólares.



 El caso es que esta política tan keynesiana (ellos y su tesoro pueden permitírselo, nosotros no tenemos, ni de lejos, la capacidad y maniobra financiera de la que disfruta la primera potencia mundial actualmente... como ha quedado fehacientemente certificado con la política de Zapatero hasta mayo del 2.010) no le está resultando a Obama, que a duras penas incide sobre el PIB estadounidense y la tasa de paro sigue anclada en un inquietante 10%. Obama mantiene la credibilidad de su política económica en la lógica depreciación del dólar y haciendo más baratos los bienes y servicios americanos en los mercados extranjeros, y a la vez claro, encareciendo las compras del resto del mundo. Una posible crisis del €, y esta vez de identidad, no sólo de perfil económico y doméstico, con la bancarrota de España traería consigo una rapidísima fortaleza del dólar (en un tiempo record que reventaría todos los mecanismos desplegados hasta ahora por Obama) al convertirse la moneda yankee en refugio seguro de los mercados y, así, mandar al carajo todo el arduo y criticado camino recorrido por la política económica de la Casa Blanca.

Está claro que si hay algún fondo o conjunto internacional de países que pueda acometer un rescate serio, sanador y profundo de la economía española (ésta es otra... de producirse un rescate de la U.E con sus limitados medios me da a mí que no dejaría de ser un parche) éste es el G-20, el cuál lidera Obama y en el que Zapatero tuvo que mendigar un sillón a Zarkozy ante la indiferencia del resto de potencias mundiales. He ahí la importancia del "interplanetario" Obama en todo esto... tampoco conviene olvidar que la última vez que se insinuó la bancarrota española (mayo del 2.010, con la "intervención" de la U.E de nuestra economía para dar credibilidad a nuestra deuda) Obama acudió presto a aconsejar a Zapatero cuál era la opción más propicia a seguir. Otra muestra más de que EEUU también está muy pendiente, incluso demasiado implicado, con lo que pase en nuestra vieja piel de toro respecto a nuestra crisis de deuda.

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