La multiculturalidad, el gran fiasco que se apaga en Europa y nosotros nos empeñamos en mantener. Séneca.



 Dicen voces autorizadas para ello que la semilla racista germina con más fuerza cuando las crisis económicas sacuden los sistemas... y debe de ser verdad cuando en la red comenzamos a advertir una corriente anti-inmigración en una escala directamente proporcional a las continuas subidas del paro o los datos crecientes de pobreza que sacuden a nuestro país de un tiempo a esta parte.

 Lo extraño es que países que han practicado y pregonado de forma pionera la multiculturalidad en sus modelos sociales empiecen ahora a tachar de fracaso todo ese proceso... sin entrar en connotaciones económicas para mi sorpresa.

Ayer el presidente inglés Cameron se despachó a gusto contra la multiculturalidad ante la sorpresa de sus focos de inmigración tradicionales. Meses antes lo hizo la Merkel que, ni corta ni perezosa, rompió cualquier tipo de acuerdo con Kosovo y este enero emprendió una masiva deportación de gitanos kosovares hacia países que integran el lugar físico de la extinta Yugoslavia... por no decir que ya ha anunciado la ruptura de cualquier tipo de convenio o acuerdo al respecto con Turquía. Zarkozy ya inició esa misma deportación a mediados del año pasado (siendo más sangrante este caso puesto que ordenó dicha deportación hacia países pertenecientes a la U.E como son Rumanía y Bulgaria) e Italia se sumó a la "fiesta" deportadora pero esta vez con los albanos como protagonistas.

 Si a esto le sumamos el férreo control que EEUU ha impuesto en sus fronteras de unos años hacia acá, que Japón es inaccesible para ningún "sin papeles" desde hace más de una década, que el que intenta emigrar ilegalmente hacia Australia se expone a acabar con un disparo entre las cejas a pies de sus fronteras (quizás sea el país más tajante e impermeable del globo terráqueo en estos momentos), ect... todos esos datos me hacen intuir que el primer mundo ha comenzado a blindarse de forma sistemática contra un hecho que, hasta hace bien poco, era considerado como un signo de tolerancia vital acorde a las democracias más avanzadas del planeta.

Y llegados a este punto es dónde intento situar nuestra situación nacional respecto a los conjuntos nacionales que conforman el primer mundo, el segundo, el tercero y el inframundo, y no lo tengo claro oigan.

Porque la nueva de nuestro gobierno al respecto no es otra que nacionalizar a las inmigrantes que sean maltratadas y con ella a toda su prole, más leña al fuego. A mí esto no me pilla de sorpresa, se juntan en esta ocasión los dos mantras actuales preferidos por el partido que nos gobierna: la inmigración y la discriminación de género, esta noticia llegaría tarde o temprano.

El caso es que a mí me resulta sorprendente que la multiculturalidad se interprete como un dogma para el socialismo actual hispano y estos no se rasguen las vestiduras ante el imparable y masivo aumento de nuestros expatriados hacia Alemania, Holanda, Bélgica, ect en busca de oportunidades que no puede ofrecer nuestro exhausto y derrumbado mercado laboral. ¿Sobran los mejores de los nuestros (los más cualificados, que son los que requieren los países receptores) y no lo hacen los que llegan de fuera sin cualificación alguna?

 En el 2.008, la promesa de Rajoy de expatriar a aquellos inmigrantes que no cumpliesen una serie de requisitos jugó en su contra restándole votos en las urnas. La maquinaria propagandística socialista jugó perfectamente sus bazas y el acoso de uno de sus mastines audiovisuales consiguió que pronunciase las palabras claves para ser vapuleado posteriormente por la prensa. Este fue el momento:

¿Creen que la misma entrevista proporcionaría los mismos réditos que por aquel entonces proporcionó a Rajoy?. Obviamente no y el gobierno lo sabe; el proyecto de ley socialista que os acabo de transmitir unos párrafos más arriba apenas ha transcendido entre los medios que conforman la maquinaria propagandística del PSOE. Corren un prudente silencio ante las dudas que despierta el manido tema multicultural incluso en sus filas y no saben si es apuesta ganadora para estos tiempos electorales que se nos avecinan. Al final vamos a resultar ser más europeos de lo que nos imaginábamos hasta hace muy poco tiempo.

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