¿Sobrevivirá España al default griego? El contagio.

Hace unos días subí un análisis de la situación en la zona euro bastante exhaustivo, tomando como fuentes a políticos griegos, alemanes, ingleses y a firmas analistas de las más prestigiosas y fiables de cuantas hayan, como puedan ser USB o Citi. en aquel análisis constatamos que la salida de Grecia está ya más que asumida y descontada por los mercados y los propios gobiernos de la zona €.
Hoy toca hablar sobre el contagio... el gran temor que albergo respecto a la economía de nuestro país.

Contagio. Es la palabra que los mercados han temido durante toda la crisis de la deuda europea. Una salida de Grecia de la moneda única haría saltar el temor a primer plano deuna forma imaginable. La marcha del país pondría a prueba los cortafuegos estructurados por los políticos, que muchos inversores consideran insuficientes, y sometería al sector bancario del continente a una presión extrema. Pero el temor para muchos en el mercado no es tanto el impacto inmediato como el ejemplo que Grecia establecería para otros países de la eurozona en dificultades.

Los costes directos no son pequeños si se tiene en cuenta que es probable que Grecia incurra en mora sobre toda su deuda, pero se consideran soportables.

Nikolaos Panigirtzoglou, de JPMorgan, calcula el coste inmediato para la eurozona en unos 395.000 millones de euros -240.000 a través de los rescates internacionales del país, 130.000 millones por los préstamosTarget 2 (sistema de compensación europeo) de otros bancos centrales de la eurozona y 25.000 millones por los créditos de los bancos comerciales-. La gran pregunta que no tiene respuesta es hasta qué punto se propagaría el contagio. Las autoridades de la eurozona han creado nuevos vehículos de rescate como el Mecanismo de Estabilidad Europeo y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, de carácter permanente y temporal respectivamente, que en conjunto cuentan con una capacidad de crédito cercana a 750.000 millones de euros. El BCE ha mostrado su disposición a respaldar la deuda soberana periférica cuando sea necesario.

DUDAS SOBRE EL RESPALDO.


Sin embargo, a muchos expertos les preocupa la capacidad de los acreedores oficiales como la UE para apoyar a Italia y España si pierden todo su dinero en Grecia. La prima que España paga sobre Alemania para financiarse marcó ayer un nuevo máximo intradia desde la entrada del euro, en 496,5 puntos básicos. Parece que los inversores extranjeros han extraído sus propias conclusiones: las ventas de bonistas extranjeros en los últimos nueve meses han sumado 200.000 millones de euros en el caso de la deuda italiana y 80.000 millones en el de la española, según JPMorgan. Los inversores extranjeros tienen unos 800.000 millones en bonos del Estado de ambos países.

Se abren dos escenarios. Uno es un impago desordenado de Grecia y el caos que le seguiría, incluida la venta masiva de deuda soberana italiana y española. La otra ruta, menos catastrófica, implicaría una enorme respuesta coordinada de los políticos. El BCE reanudaría la compra directa de bonos gubernamentales y su respaldo a los bancos del continente. Incluso podría declararse algún tipo de unión fiscal, que implicaría transferencias de los países más fuertes a los más débiles.

España es el país que más ha aumentado el riesgo de quiebra en el último mes del mundo. El líder en la tasa acumulada es Grecia de lejos. Ver gráfico.

Un contagio se transmitiría probablemente a través de los bancos de la región, cuyos costes de financiación podrían aumentar al tiempo que caiga el valor de las participaciones restantes en deuda periférica. El hecho de que algunos bancos españoles e italianos hayan usado los préstamos baratos del BCE para comprar más deuda soberana nacional no hace más que aumentar su vulnerabilidad.



Italia y España, por ese orden, son los dos periféricos que más fuga de capitales están registrando en sus respectivas economías. Ver gráfico.


Los banqueros aseguran que se ha hecho todo lo posible en previsión a los problemas en el sector financiero. Muchos bancos han reducido su exposición directa a Grecia y a otros países periféricos. Y se han elaborado planes de contingencia para hacer frente en 24 horas a la introducción de un nuevo dracma.

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