La balanza comercial en positivo por vez primera en nuestra historia. El Gobierno busca la forma de potenciar esta tendencia.

El Gobierno quiere evitar que las restricciones financieras que sufren las empresas pueda ahogar uno de los escasos motores de la economía española que aún carbura: el sector exportador. Para ello, y en el marco de la Ley de Emprendedores cuya redacción se está ultimando, pretende potenciar instrumentos financieros que permitan captar inversión para empresas exportadoras. La fórmula ideada pasa por que las entidades financieras y el ICO emitan cédulas y bonos con los préstamos que hayan concedido a compañías españolas para exportar o invertir en el exterior, que posteriormente intentarán vender a inversores cualificados gracias a que estos títulos estarán respaldados por créditos de alta calidad de los bancos y deberán contar con garantías adicionales de organismos multilaterales, además de fijar la prioridad en el derecho de cobro para los tenedores en caso de impago. La banca tendría así un potente incentivo para aumentar la concesión de préstamos a los exportadores, puesto que las cédulas constituyen una de las vías más baratas de financiación disponibles en la actualidad, sobre todo al poder utilizarlas para obtener nueva liquidez del BCE.


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La intención del Ejecutivo es que no sólo las grandes y medianas empresas logren fondos por esta vía, sino también las pymes. La salida al exterior es vista en el seno del Ministerio de Industria como determinante para garantizar la supervivencia de buena parte del tejido industrial que está sufriendo con especial intensidad el desplome de la demanda nacional. La debilidad del mercado europeo ha desviado el foco de interés de la actividad internacional hacia mercados más lejanos pero con mayor potencial, que también precisan de una inversión más sustanciosa. De ahí que no sólo se busque financiación específica a la exportación de mercancías, sino también para la prestación de servicios o la puesta en marcha de filiales en el exterior, sea de forma individual o mancomunada entre varias pymes. Por otro lado, el aumento de la base exportadora es esencial para consolidar el reequilibrio de la tradicionalmente deficitaria balanza comercial de la economía española, que por primera vez desde 1971 registró superávit el pasado mes de marzo.

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Las empresas españolas disponen de sobrada experiencia y capacidad competitiva para tener éxito en el exterior. Sólo necesitan que no les pongan palos en la rueda y que las diferentes Administraciones logren una coordinación eficaz de todos los instrumentos de ayuda existentes.

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