Que no nos pongan de moda: queremos trabajar en paz. Iñaki Arrola.

Dejémonos de tonterías. Desde el inicio de los tiempos, España es un país emprendedor. Porque igual que un emprendedor es un JASP súper cool tecnológico también lo es un taxista, el dueño de un bar y una prostituta. No es un tema ni de tipos de trabajo, ni de si se es autónomo o no. Ni siquiera es cuestión de si uno declara sus ingresos a Hacienda o no. En España nos buscamos la vida. Y desde que empezamos a buscárnosla emprendemos un camino que luego, como todo camino, sigue.

El problema de los últimos años no ha sido tanto la definición de quién es emprendedor sino de qué es el esfuerzo. Porque nos hemos acostumbrado a creer que teníamos lo que no era claramente nuestro y a no esforzarnos. Cuando nuestros hijos se caían no era por culpa de ellos. Era porque el suelo era malo y no por lo obvio, porque se habían tropezado, o porque eran torpes. Hasta ese punto llegamos en la educación de nuestros hijos que ya “no nos caemos para aprender a levantarnos” sino porque el suelo es tonto.

Y la culpa de lo que se le enseña y enseñaba a los niños en el colegio no es de los profesores, benditos docentes. La culpa es nuestra, de los padres. Era mucho más cómodo seguir viviendo bien y darle todo a nuestros hijos, aunque sea a crédito. Era mucho más cómodo decirle a nuestro hijo que podía ser cualquier cosa que no le implicara un esfuerzo, aunque fuera tirando de Visa.

¿Para qué ser emprendedor? ¿Para qué ser un empresario cuando nuestro niño bonito podía ser médico, abogado o incluso funcionario?

Pero llegó la crisis y todos nos estrellamos. Se rompieron todos los mitos. Las casas ya bajaban de precio, los banqueros se iban a la calle, los funcionarios no tenían la vida tan segura y ya no había otra que trabajar. Y ya que no había trabajo en la calle te lo tenías que buscar. Por lo civil o por lo militar.

Y de repente, los políticos nos miraron a los hoy ya famosos emprendedores. Porque para mantener el chiringuito no tenían otra. Y nos quisieron engañar con que nos iban a poner una alfombra roja y que nuestra Ley se aprobaría en menos de cien días desde que nuestro presidente ganó las últimas elecciones.

Y aunque seguimos esperando a la Ley no nos inmutamos, no nos engañaron. Sabemos y sabíamos que no dependemos de ellos en casi nada. Sabemos que los empresarios somos los que creamos empleo. Y sólo pedimos que nos dejen en paz. Que nos dejen trabajar. Pedimos que no nos pongan de moda, que nos dejen contar las cosas que hacemos bien y que nos permitan equivocarnos, que el fracaso sea aceptable en este país del “ya te lo dije”.

Pero todo esto no se hace sin esfuerzo. Hay que trabajar, hay que equivocarse, hay que contratar y hay que despedir. Yo soy empresario y creo empleo. Pero no quiero que me confundan con alguno de nuestros representantes de la CEOE, que a veces han dado mal ejemplo. Ni tampoco que me pongan de moda con la maldita palabra “emprendedor”. 

Esto es fácil. Trabajando duro crearemos más empleo. Y saldremos de esta.

Iñaki Arrola, fundador de Coches.com y socio del fondo Vitamina K

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