Los brotes verdes esta vez sí son para el verano.

Los últimos indicadores ponen de manifiesto que la recuperación de la economía española no es un espejismo. Aunque siguen existiendo muchos desequilibrios evidentes en el mercado laboral y aún no se ha solventado el raquítico estado de las arcas públicas, los datos de comercio exterior que presentó ayer el secretario de Estado Jaime García-Legaz demuestran que los productos españoles sí seducen al extranjero y pueden convertirse en la punta de lanza de la salida de la crisis. Las exportaciones españolas crecieron un 8% en el primer semestre del año y el déficit comercial se redujo un 70%, hasta los 5.800 millones de euros. La buena señal es que no sólo el evidente tirón de la economía europea ha ayudado a los empresarios a vender más productos en el exterior: las compañías nacionales cada vez apuestan más por mercados como los de Brasil, China, Argelia o Sudáfrica. No puede considerarse un mero dato puntual que el Ejecutivo presentara ayer la mejor cifra de ventas al exterior de la historia, ya que otro factor que demuestra que la salida de la crisis está arrancando es el balance de la llegada de viajeros extranjeros en julio.


A falta de que se pueda realizar una radiografía completa de la temporada estival, es muy esperanzador que España recibiera hasta julio 34 millones de visitantes internacionales, un 3,9% más que en el mismo periodo de 2012, un nuevo récord histórico, potenciado por mercados emisores como Rusia, los países nórdicos y la recuperación del consumo en los países tradicionales. Otro motivo para el optimismo es que no sólo en España comienzan a observarse incipientes síntomas de recuperación. Ayer mismo se conocía que el sector manufacturero de la UE arroja ya los mejores resultados en más de dos años, mientras que el sector servicios mostraba el primer avance desde 2012. Además, la OCDE ya crece a un ritmo del 0,5% en el segundo trimestre, casi el doble que en el primer cuarto del año, un dato que también contribuirá a que España abandone antes la recesión.


Aunque parafraseando a De Guindos no hay que obviar que hay ya “rayos de esperanza” en la economía nacional, también es cierto que hace falta un impulso reformista mucho mayor para frenar una tasa de desempleo que se mantiene aún en cotas inaceptables. Es imprescindible una mayor flexibilización del mercado laboral, a la que el Gobierno deberá enfrentarse durante el nuevo curso político, preferiblemente con colaboración de la patronal y de los sindicatos.

Este fin de semana tendremos una de cal y otra de arena en el blog. Mañana trataremos el lastre de la alta morosidad para el sistema financiero español y el domingo lo dejaremos para analizar las exportaciones de récord que se han dado este mes pasado y durante todo el año.

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