La Reserva Federal Americana pone en jaque a las economías emergentes.

La Reserva Federal no se dejó influir ayer por las turbulencias desatadas en los mercados emergentes y mantuvo intacto el calendario fijado para retirar progresivamente los estímulos monetarios a la economía estadounidense. En la última reunión presidida por Ben Bernanke se acordó recortar en 10.000 millones el tope mensual de compra de deuda hipotecaria, lo que sitúa este rango en 65.000 millones frente a los 85.000 millones establecidos en septiembre de 2012, cuando se inició la tercera ronda de la llamada “expansión cuantitativa”. Un movimiento que fue acogido por los mercados bursátiles con nuevos descensos, que en el caso del Dow Jones llegaron a superar el 1%. Sin embargo, la prueba del nueve será la tendencia que sigan los mercados emergentes, en los que más se temía el impacto de esta decisión que muchos esperaban que pudiese postergarse para no agravar la inestabilidad en la que se han instalado en los últimos días a raíz de la reducción de la liquidez disponible a nivel mundial, la desaceleración de China y los tensiones internas en Argentina, Turquía o Sudáfrica.


Por el contrario, el consejo del banco central de EEUU dio mayor prioridad a las señales emitidas por su propia economía. Así, en su comunicado resaltó la mejora de “las condiciones de la actividad económica y el mercado laboral”, apoyado por el aumento de la inversión empresarial y el gasto de los hogares. Y, a diferencia de lo que se esperaba, obvió el impacto que la retirada de los estímulos pueda tener en las economías emergentes que atraviesan problemas. Con ello, Bernanke lega a su sucesora en el cargo, Janet Yellen, cuya toma de posesión se celebrará este sábado, la crucial decisión de condicionar la política monetaria estadounidense a la evolución de la economía global, lo que también dependerá de la intensidad y duración de las turbulencias en los mercados emergentes.


Bernanke, que llegó a la Fed en 2006 para suceder al histórico Alan Greenspan, debió afrontar posteriormente un vuelco de tal calibre que tardó en reaccionar ante la crisis y, cuando finalmente lo hizo, optó por abandonar la ortodoxia e inundar los mercados de liquidez, revolucionando el modo de proceder de la institución y su marchamo de independencia. El tiempo determinará si su fórmula fue acertada o no.

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