Urge resucitar a la industria española.

Uno de los desafíos más importantes que afronta la economía española es su necesaria reindustrialización. La perversa combinación de la falta de una estrategia industrial coherente, las deslocalizaciones provocadas por la intensa competencias en costes de los mercados emergentes y la grave recesión de los últimos siete años han provocado una intensa destrucción del tejido productivo nacional, hasta el punto de que la actividad industrial se ha reducido un 30% y sólo aporta ya el 16% del PIB. Este desmantelamiento acelerado provocó incluso que la Comisión Europea diese la voz de alarma el pasado mes de septiembre, lo que forzó al Gobierno de Mariano Rajoy a comprometerse a impulsar una estrategia para la reindustrialización de la economía española. Un plan que debe evitar caer de nuevo en los errores de tiempos pasados, como la multiplicación de subvenciones y subsidios para sostener en pie industrias ruinosas pero muy rentables electoralmente o la apuesta desaforada por el coche eléctrico y las energías renovables, que tan costosas han acabado resultando.

Pica para ampliar.

Para que sea realmente efectiva a largo plazo, cualquier estrategia de reindustrialización tiene que contar con el mayor consenso posible. Por eso hace bien el Gobierno en buscar la participación de los agentes sociales en este plan estratégico, como también de la oposición política, pero siempre y cuando eso no suponga retrasos innecesarios en su puesta en marcha. Recuperar el tejido industrial perdido será un proceso costoso que necesitará de medidas a corto plazo (como la mejora de la financiación, los incentivos a la contratación o la reducción de las actuales cotizaciones sociales) y también otras de maduración más lenta (como el fomento de la innovación, las ayudas para salir al exterior o para aumentar la dimensión de las pymes industriales).


En este sentido, algunas de las iniciativas planteadas por el Ejecutivo parecen acertadas. La industria española debe focalizarse en aquellos sectores en los que ha demostrado ser más competitiva y ser capaz de competir en los mercados que están en auge. Para ello, tiene una importancia vital que las grandes multinacionales arrastren hacia el exterior a las pymes, pero también que se reduzcan de forma importante los costes logísticos, burocráticos, energéticos y laborales. Sólo así la industria podrá tener un papel determinante para consolidar la recuperación de la economía española.

Comentarios

  1. la idea no es mala Ahora bien ¿Como se hace eso? Con el nivelon educativo e intelectual de las "nuevas generaciones" ( y no solo los del pp) lo llevamos de colores.


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