El temor a una tercera gran crisis consecutiva en Europa acapara la atención en las cumbres mundiales.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, se sumó ayer a la advertencia que viene repitiendo desde el pasado mes de agosto el presidente del BCE, Mario Draghi, de que sin nuevas reformas estructurales la economía de la zona euro será incapaz de abandonar su actual estancamiento. Tanto es así que Europa está protagonizando muchas de las sesiones de la cumbre de otoño que el FMI está celebrando en Washington debido al temor, según dejó entrever la propia Lagarde, a que el continente europeo caiga en una tercera recesión. “Hay un grave riesgo de que ocurra si no se hace nada”, alertó. Esta llamada de atención llega tan sólo un día después de la reunión extraordinaria de los líderes comunitarios para impulsar nuevas medidas contra el desempleo, el verdadero talón de Aquiles de la zona euro, cuyo resultado fue decepcionante una vez más. No sólo no se acordaron planes adicionales, sino que los dirigentes cesantes de la UE, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y su homólogo en el Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, asumieron el fracaso del programa en marcha para incentivar el empleo juvenil con 6.000 millones de euros.



La parálisis reformista europea, reflejo elocuente de la falta de un liderazgo sólido en la UE, se evidencia en la dispar evolución del crecimiento en las economías periféricas –entre ellas, la española– y el frenazo de las centroeuropeas: Francia continúa presa del estancamiento, Italia no consigue levantar el vuelo y Alemania, otrora motor del continente, sigue dando muestras de debilidad. La última ayer mismo: las exportaciones germanas, es decir el núcleo duro de su economía, se desplomaron en agosto un 5,8%, el mayor recorte en cinco años, lo que llevó a los analistas a rebajar inmediatamente sus perspectivas de PIB para la economía alemana a finales de año. Ante esta atonía, Lagarde puso como ejemplo las reformas implementadas por España en los últimos años. Por su parte, Mario Draghi, desde EEUU, advirtió del error de postergar las reformas pendientes hasta que “lleguen los buenos tiempos”, ya que eso equivale, según dijo, a no llevarlas a cabo nunca.



La respuesta política al estancamiento económico de la zona euro sigue siendo la única respuesta posible para reavivar el crecimiento, una vez que las medidas aprobadas por el BCE han mostrado su limitado efecto y que, en opinión del FMI, la banca europea está demasiado débil como para conceder más crédito.

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