Estado de las autonomías Españolas. Cataluña arruinada.

Hoy el prestigioso periodista Francisco Rubiales nos invita a conocer la situación agónica de la deuda catalana. En un demoledor artículo, Rubiales nos descubre datos como que Cataluña no consigue colocar una emisión de deuda desde el lejano mes de marzo a pesar de ofrecer un interés altísimo, del 5,5%... el mismo que ofrece el estado de Perú y superior al que ofrecen Irlanda y Portugal por no irse muy lejos... ¿cuanto aguantará la economía catalana bajo esta tesitura?, y lo más importante; ¿porqué de esto no informan periódicos, políticos nacionalistas o el Sr. Montilla?
Aquí os dejo el artículo completo... mañana subiré uno más demoledor aún, uno que versa sobre Andalucía. Intentaremos hacer un repaso, juntos, del mayor número de autonomías que componen nuestro país para conocer un poco la situación autonómica que tanto nos asfixia económicamente.



Cataluña está arruinada


En vísperas de las elecciones catalanas, cuando esa sociedad, antes próspera, se siente degradada, empobrecida y conflictiva, conviene tener presente un dato de gran importancia, que ejercerá una influencia decisiva en todo el proceso electoral catalán: Cataluña está arruinada y necesita que España, como otras veces en el pasado, le pague las deudas.
Lógicamente, los políticos catalanes ocultan cuidadosamente ese dato ante sus electores, a los que crispan constantemente con llamamientos hipócritas en favor de la independencia y del desprecio al resto de España, cuando en realidad, Cataluña necesita del Estado y del mercado cautivo de España para rehacer su maltrecha economía y recuperar su antigua prosperidad.

El momento presente de Cataluña esconde una paradoja importante: Cataluña está arruinada y necesita como nunca al Estado y al mercado español para salir de la bancarrota, pese a lo cual alardean de independencia y maltratan a su mejor cliente. La política suicida y demencial de la Cataluña nacionalista está provocando reacciones defensivas en el mercado español, que empieza a boicotear los productos catalanes con una intensidad que, aunque es cuidadosamente ocultada por los políticos, es sorprendente y preocupante.
La economía catalana está más arruinada que la de cualquier otra región de España. Aunque varias comunidades autónomas experimentan serios problemas para captar dinero en los mercados, especialmente grave es el caso de Cataluña, que no es capaz de vender deuda en el mercado desde marzo y cuyo diferencial respecto al bono español, ya de por sí devaluado, se ha triplicado en los últimos meses.
La amenaza es que el Estado tenga que rescatar a algunas comunidades como la catalana es cada vez más grande. Ese rescate sería todo un drama para España, que aumentaría así su ya abultado déficit y perdería crédito y solvencia en los mercados. El bono de la Generalitat a 10 años se cotiza con una rentabilidad del 5,5% frente al 4,18% al que se encontraba ayer la deuda del Estado español. El precio refleja que la deuda catalana cotiza al precio de la deuda peruana y peor que la de países tan desprestigiados y al borde de la ruina como Portugal e Irlanda.
Pero ni siquiera a ese precio el Gobierno de José Montilla consigue colocar bonos en los mercados desde marzo, a pesar de haber realizado un roadshow por Asia en abril. El dato es sintomático y revela que nadie confía ya en la solvencia de Cataluña.
¿Quién sacará a los catalanes de su calamitoso estado de quiebra? Como siempre, será España, es decir, los españoles, los mismos que tienen que soportar a diario el desprecio de los políticos nacionalistas radicales e independentistas de Cataluña, seguidos por sus incondicionales, que, desde hace años, consideran inferiores a los españoles del sur, propagan la falsedad de que Cataluña da más a España de lo que recibe y promueven un boicot activo a los productos españoles que resulta suicida para el comercio catalán.
A pesar de toda esta verdad humillante para Cataluña, cuidadosamente ocultada por los insaciables políticos catalanes, los nacionalistas e independentistas continuarán llorando, alimentando el victimismo o practicando el chantaje y la venta de votos a los débiles gobernantes de Zapatero, que, para seguir en el poder, están dispuestos a conceder todo lo que le pidan, para vergüenza de España y para oprobio de una casta política española que pasará a la historia como la peor y más dañina de los últimos dos siglos de Historia.

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