El voto vergonzante, el discurso del miedo y la consiguiente descomposición del PSOE.

Las esperadas elecciones generales anticipadas sucedieron y no consideré necesario el comentarlas  en vista del alud de datos que arrasó todos los medios informativos patrios. El resultado, a estas horas conocido por todos, fue el esperado, el que desde este blog avanzamos continuamente en los meses previos.


 Las conclusiones personales que extraigo de estas elecciones son las siguientes:


1) El derrumbe anunciado de la formación predominante en la actual democracia española; el PSOE. Le queda un largo peregrinar por el desierto antes de volver a aspirar a ganar unas elecciones en nuestro país.



2) La abstención y el voto minoritario aumentan. El votante socialista que no votó a la rosa empuñada dispersó su voto en estas dos opciones, al enemigo ni agua. El PP apenas ganó medio millón de votos desde las últimas elecciones y los socialistas perdieron 4,5 millones de votantes... he ahí el incremento de las dos primeras opciones y el poco poder de convicción que tiene el PP sobre el voto socialista de toda la vida.


3) Irrumpe con fuerza el nacionalismo radical vasco. Amaiur es una de las últimas y peores herencias que deja el zapaterismo en España... va a tener complicado el partido popular disolver la fuerza emergente de esta opción política que sueña con dinamitar la unidad autonómica en la vieja piel de toro. 


4) UPyD es la alternativa elegante y evolucionada del socialismo español en el siglo XXI. Que no quieran verlo así los sectarios de la rosa y no acerquen posturas con ellos (todo lo contrario, son otro frente enemigo según ellos) sólo hará más larga la travesía por el desierto del PSOE. Hereda UPyD la intelectualidad del  socialismo y los titiriteros e intelectualoides quedan al lado de la rosa marchita. No se vislumbra un líder en el PSOE del carisma y carácter de Rosa Díez ni de lejos.


5) El voto vergonzante (ese que no se reconoce en las tertulias y encuestas), antaño ubicado en la derecha, ha  pasado a formar parte del caladero de votos socialista. Algunas encuestas obtuvieron un paisaje más benévolo, aún, para el PP que el acaecido tras las elecciones. Una parte del voto socialista se calla, se niega, pero acaba siendo de la calle Ferráz en las urnas. 


¿Y por qué ese voto vergonzante y el tremendo batacazo socialista? Entre otros motivos, porque el discurso del miedo (¡¡¡qué viene la derechonaaaa!!!, ¡¡¡qué vienen los recortes!!!, ect...) ha dejado de influenciar al castigado pueblo español. Han decidido que por mucho miedo que intenten inyectar en su discurso jamás será peor que el resultado de sus desastrosas legislaturas. Aquí os dejo un precioso artículo de un disidente socialista, publicado en el 2.007, que hablaba ya de ese discurso del terror. Con ustedes el maestro Leguina, alejado del PSOE tras anunciar, textualmente, que "el sectarismo de corral y rebaño se había instalado en el partido socialista con Zapatero":


Que viene la derecha. Joaquín Leguina.


Muy pocos políticos son capaces, una vez alcanzado el poder, de resistirse a la tentación y no pensar y, lo que es más meritorio, no expresar urbi et orbe: “Yo, o el caos”.
En 1969, el General De Gaulle, Presidente entonces de la República francesa, echó –una vez más- el órdago del “Yo, o el caos”, planteando a sus conciudadanos un referéndum bastante intrascendente… y los franceses debieron de pensar que ya estaba bien de envites y votaron no, eligiendo el caos. De Gaulle se marchó de la política, que es lo que hacen los demócratas cuando plantean un referéndum y lo pierden. Alguien debiera recordarle estas buenas prácticas al venezolano señor Chávez.
Pero existe otra visión del “Yo, o el caos” y ésta sí que está haciendo fortuna entre los españoles. Consiste en demonizar al adversario. Según estas ideas perversas, los del PSOE son incompetentes, pro-etarras y comecuras y los del PP son fachas, insolidarios, pro-yanquis y enemigos de la Humanidad.
Ambos pensamientos sectarios son absolutamente falsos, pero poco importa mientras el mecanismo engañador funcione, provocando en la vida política española un encierro de la inmensa mayoría del electorado en dos jaulas estancas de las que no se puede salir. Por un lado, la jaula de la derecha y por otro la de la izquierda. Por eso en España, según nos dicen las encuestas, sólo un muy escaso porcentaje de electores está dispuesto a cambiar de caballo a la hora de acercarse a las urnas.
Cuando converso, en los últimos tiempos, con gentes pro-socialistas solemos acabar preguntándonos qué va a pasar el 9 de marzo. Después de haber abierto sin previa reflexión y sin consenso el melón autonómico, después de tanta ocurrencia y de tanta contradicción… tenemos dudas y es entonces cuando alguien levanta la voz para decir “no quiero ni pensar que vuelva al Gobierno la derecha”.
“¡Que viene la derecha!” parece ser la consigna más útil para ZP. “Yo, o el caos”, otra vez.
¿Es éste el gran argumento con el que se nos llama a votar al PSOE? Pues si es así, la cosa resulta -intelectual, ideológica y políticamente- triste, pobre y deprimente.


(siempre he pensado que si no existiera Joaquín Leguina, habría que inventarlo)
-------------------

Así las cosas, el gran culpable del descalabro y descrédito socialista, el gran descomponedor Zapatero, con su habitual modus operandi no sólo ha conseguido que España dé la espalda a la rosa roja sino que, en su afán de que nadie le hiciese sombra en su propio partido, ha dejado descabezado y sin líder creíble al PSOE. En dicha formación existen bandos claramente enfrentados, existe la certeza de que un nuevo líder debe de hacer resurgir el socialismo español pero no existen líderes con crédito suficiente en el actual panorama socialista.

En definitiva, el clamor del pueblo se hizo oír en las urnas. Y es que un país con 5,2 millones de parados y muchos de ellos sin cobrar subsidio alguno estaba deseoso de castigar a los que consideran, y son en gran parte, culpables de tan descomunal tragedia.

Comentarios

Entradas populares