Elecciones andaluzas: corrupción, tercermundismo y miedo a la presunta podadora. Andalucía decide.

  El PP roza la mayoría absoluta, su única opción para alcanzar por primera vez en 30 años el gobierno de la Junta. El PSOE vive una situación crítica por su implicación directa en el caso de los ERE fraudulentos. Desde el Ejecutivo autonómico se promovió una trama que ha defraudado casi mil millones de euros.


El eterno aspirante. El líder del PP andaluz, Javier Arenas, es candidato por cuarta vez a unas autonómicas tras perder frente a Chaves en 1994, 1996 y 2008. Ahora, todas las encuestas le dan una ajustada mayoría absoluta, su única posibilidad para llegar a San Telmo (sede de la Junta) pues es improbable que UPyD sea la llave de gobierno. Quien sí podría serlo es IU, que ya ha dicho que impedirá otro ‘caso Extremadura’ y que “jamás” apoyará a la“derecha”. Aunque el PP andaluz es una balsa de aceite, la situación de Arenas sería delicada si esta vez,con todo a favor, tampoco puede gobernar.

La semana que hoy arranca podría cambiar la historia de Andalucía ante la posibilidad cada vez más real de que el PP logre la mayoría absoluta en un territorio en el que siempre ha gobernado el PSOE desde que se instauró la democracia. Todos los sondeos publicados en el día de ayer apuntaban en esta dirección. En cierto modo, las elecciones del próximo domingo recuerdan a las celebradas hace 16 años, cuando todas las quinielas situaban al niño Arenas como nuevo presidente de la Junta frente a Manuel Chaves. La realidad es que el dirigente socialista dio la vuelta a todas las encuestas y mantuvo el bastón de mando. Un precedente que rememora ahora el PSOE para convencer a sus huestes de que es posible repetirlo y, en último término, seguir gobernando con el apoyo de IU. Sin embargo, más que otra cosa, parece un clavo ardiendo al que se agarran para evitar la desmoralización de los suyos. Y es que, las diferencias respecto a 1996 son numerosas y de calado.Además del hartazgo de treinta años de gobierno monocolor (siete de cada diez andaluces ven necesario un cambio, según el CIS), la crisis está pasando una cara factura al PSOE, que ya sufrió dos duras derrotas en los recientes comicios municipales y nacionales.

PIONERO SOCIALISTA EN LA DERROTA. Griñán se presenta por primera vez a la presidencia de la Junta –fue designado por Chaves tras ser nombrado vicepresidente del Gobierno– sabiendo que perderá y con la única esperanza de conservar el poder gracias a un pacto con IU. Su ascenso fue criticado por la dirección federal –Zapatero abogaba por la renovación y Griñán tiene 65 años–y regional, al ver a su nuevo líder incapaz de gestionar una formación tan compleja, con numerosas ‘familias’. El tiempo les ha dado la razón y el partido está roto. En caso de perder la Junta, se da por hecho que se retirará.



Claves políticas.

Otra gran diferencia es de cariz político. Así, mientras que Arenas aprendió la lección y se ha sacudido cualquier atisbo de euforia, desde el lado socialista, José Antonio Griñán no sólo carece de la capacidad de movilización de Chaves, sino que se enfrenta a un partido roto. Buena parte no le perdona haber purgado a la vieja guardia, liderada por su antiguo amigo y predecesor junto a Gaspar Zarrías y Luis Pizarro; pesos pesados que han desaparecido del organigrama del PSOE regional, pero que siguen manteniendo una gran influencia interna y en las bases. Pero, sin restar importancia a todo lo anterior, lo que realmente marca la vida andaluza, tanto política como social, es la corrupción que ha destapado la jueza Mercedes Alaya. Cuando en 2009 recibió la denuncia de dos empresarios a los que varios dirigentes socialistas les habían pedido una comisión de 450.000 euros a cambio de la concesión de una escuela de hostelería en Mercasevilla, nadie imaginaba que este caso acabaría dejando en una minucia los chanchullos que protagonizó en los años 80 Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente del Gobierno.

LA JUEZA IMPLACABLE. Para muchos, Mercedes Alaya es una heroína que ha levantado la alfombra en una región en la que los treinta años de gobierno del PSOE han facilitado la creación de una red clientelar, a través de la que se han cometido numerosas irregularidades para repartir dinero público a personas y empresas afines al PSOE.


Alaya fue tirando del hilo y descubrió que aquello sólo era la punta del iceberg de una trama que, según Anticorrupción, ha provocado un fraude cercano a mil millones mediante diferentes métodos. El más común era la concesión de ingentes cantidades de dinero para pagar Expedientes de Regulación Empleo (ERE) fraudulentos. Así, numerosas personas obtuvieron indemnizaciones millonarias pese a que muchas de ellas ni siquiera habían trabajado en las empresas receptoras de dichos fondos. Otra fórmula consistía en otorgar ayudas de manera discrecional a diferentes compañías o para la puesta en marcha de proyectos empresariales.

CABECILLA DE LOS CORRUPTOS. El exdirector de Empleo de la Junta, Francisco Javier Guerrero, es el epicentro del terremoto que supone el caso de los ERE. Él fue el encargado de repartir cientos de millones de euros de manera ilegal,pero también es quien ha revelado cómo funcionaba la trama dentro del Gobierno regional.


Tras los previsibles desmentidos de la Junta asegurando que todo era legal, la situación estalló cuando el ex-director general de Empleo, Francisco Javier Guerrero (actualmente en prisión bajo fianza de 686 millones), no sólo admitió que las ayudas se otorgaban de manera irregular, sino que en la Administración existía un “fondo de reptiles” que movilizaba cientos de millones de euros para favorecer a personas y sociedades vinculadas al PSOE. En su comparecencia ante la juez ha declarado que este modus operandi era conocido y fomentado por la cúpula de la Junta al completo, incluidos Chaves y Griñán. Desde entonces, varios altos cargos han sido imputados y es previsible que otros corran idéntica suerte en próximos días. 

LA DIRECTIVA SIN ÉTICA. “Si me comprometo con la ética, no estaría en esta organización”. La frase de la presidenta de Invercaria, Laura Gómiz, resume su modo de actuar al frente de la firma de capital riesgo de la Junta,que ha otorgado a dedo y sin justificar decenas de millones a empresas cercanas al PSOE andaluz.


Pero el ambiente se volvió verdaderamente irrespirable en Andalucía cuando el que fuera chófer de Guerrero declaró hace unas semanas ante la juez Alaya que el antiguo director de Empleo le había facilitado –saltándose todos los trámites– unas subvenciones por valor de 900.000 euros para poner en marcha varios negocios. Algo que, a esas alturas, ya no sorprendió a nadie aunque sí su destino: el dinero lo utilizó para “cocaína, copas y fiestas” para él mismo y su entonces jefe. Estas últimas revelaciones han provocado un terremoto en una de las regiones más pobres de toda España con un paro superior al 31% (mayor del 50% entre los jóvenes). La guinda a este pastel nauseabundo la ha colocado un ex-directivo de Invercaria –sociedad de capital riesgo de la Junta– al presentar en el juzgado unas grabaciones en las que su presidenta, Laura Gómiz, le exigía que elaborase expedientes para justificar a posteriori la adjudicación a dedo de decenas de millones. Ante este cóctel de corrupción, el PSOE está centrando todos sus esfuerzos en minimizar estos casos, temeroso de que sobrevuelen las urnas el próximo domingo provocando la pérdida del que fuera su mayor granero de votos de todo el país.

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