Draghi pone sensatez ante una euforia sin bases sólidas.

Aunque las bolsas reaccionaron ayer al alza tras las declaraciones del presidente del BCE, Mario Draghi, en las que dejó abierta la puerta a nuevas rebajas de los tipos de interés a corto plazo, su mensaje no fue precisamente optimista. La institución no parece compartir el entusiasmo de los gobiernos europeos sobre la recuperación de la zona euro, que logró abandonar la recesión en el segundo trimestre al crecer un 0,3% tras un año y medio de caídas del PIB. Draghi alertó de que “los brotes están aún muy verdes” y de que los riesgos para la economía comunitaria han aumentado en las últimas semanas. Además de la tensión derivada por una posible intervención militar de EEUU en Siria y su efecto sobre los precios de la energía, se ha producido un nuevo repunte en los tipos de mercado como la rentabilidad de la deuda, persisten altos niveles de desempleo en varios países europeos y ha aflorado un agujero de financiación por 3.800 millones de euros en el segundo programa de rescate griego, lo que podría forzar a los socios europeos a destinar más fondos para auxiliar a la economía helena en 2014.




Este escenario llevó a Draghi a ser más cauto de lo esperado. Y es que, como también ha alertado esta semana la Comisión Europea, la zona euro se encuentra en un punto de inflexión para consolidar la salida de la crisis siempre y cuando se mantengan los planes previstos de reformas estructurales. Pese a mantener los tipos de interés por quinto mes consecutivo en el 0,5%, el presidente del BCE indicó que algunos miembros del mismo sugirieron la conveniencia de rebajar de nuevo el precio del dinero de forma inmediata debido a que la recuperación sigue siendo demasiado “tenue”. De hecho, el BCE actualizó ayer sus previsiones económicas, que contemplan un descenso del PIB de la zona euro del 0,4% para este año (frente al 0,6% que esperaba hasta ahora) y un crecimiento en 2014 del 1%, una décima inferior al estimado anteriormente.




Por otro lado, Draghi dio un espaldarazo a la reforma del sector financiero en España, al señalar que “quedan pocos asuntos por resolver”. Unas palabras que resultan tranquilizadoras en puertas de los decisivos test de estrés de la banca europea que el BCE llevará a cabo a finales de este mes antes de asumir la supervisión directa de las entidades sistémicas de la zona euro. No obstante, descartó que puedan tener un impacto “significativo” en la liquidez o solvencia de los bancos españoles.

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