2014, En busca del fin del despilfarro autonómico.

Las comunidades autónomas afrontan el año que acaba de empezar con un punto de partida desigual. Una buena parte ha conseguido embridar sus cuentas públicas y cumple con los objetivos presupuestarios que marca el Estado, con los consiguientes beneficios, como la vuelta a los mercados de financiación mayoristas. Otras, que se pusieron los deberes con excesivo retraso, viven ahora con dependencia de las ayudas del Gobierno y deben realizar todavía ajustes muy duros. Con la complejidad que ello conlleva, un retrato conjunto de los planes presupuestarios autonómicos para 2014 invita a pensar que se está produciendo una cierta relajación de los recortes.


El resumen que realiza anualmente el Ministerio de Hacienda de los proyectos de ley presentados arroja un aumento global del gasto del 4%, incluidos los financieros, y una estabilización de las partidas de los servicios públicos fundamentales. Las autonomías recortarán un 0,4% (208 millones) las obligaciones sanitarias, mientras que el área de Educación se verá reducida en un 1,5% (unos 500 millones). Siguen siendo ajustes, aunque nada tienen que ver con los esfuerzos realizados un año antes, cuando estos recortes rondaban los 7.000 millones de euros.


Las autonomías deben preservar el modelo de bienestar pero tienen ante sí importantísimos retos pendientes en la mejora de la gestión de sus recursos en un momento en el que Bruselas sigue mirando con lupa la evolución de las cuentas públicas. Observando los presupuestos autonómicos se podría pensar que se han detenido los ajustes para poder mostrar unos números que no resten demasiados votos ante la cercanía del calendario electoral. Los gastos en áreas no fundamentales, como los de carácter político, se reducen menos de un 5%, cuando queda claro que el desembolso político e institucional apenas se ha visto afectado de manera estructural y es un área donde queda mucho margen de actuación. A fin de cuentas, los datos de Ejecución del déficit ya indican que son varias las regiones que no cumplirán en 2013 sus objetivos.


En cambio, muchos barones optan por elevar la recaudación sobre figuras como Patrimonio. Es muy preocupante que las autonomías exploten este tributo, máxime cuando tiende a limitarse en Europa. Unas cuentas no realistas pueden dar rédito electoral a corto plazo, pero también pueden impedir la recuperación. Un ejemplo son los pagos de la deuda: subirán un 44%. El Gobierno no debería estar tranquilo ante estas cifras.

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