Cascos y Asunción, dos maneras diferentes de pasar página. Séneca.


Estos días se han vivido dos importantes bajas en los dos partidos mayoritarios del panorama político español. Por un lado hemos asistido a la ruidosa y polémica desvinculación de Álvarez Cascos del partido popular cuando comenzaba la cuenta atrás de las autonómicas asturianas. Rajoy, en su continuado intento de sacudirse el pasado aznariano en su formación, ha abierto la caja de truenos astur y ahora cierne sobre su partido la posibilidad de dar al traste con un triunfo solvente en dicha plaza autonómica. No ha querido Cascos aceptar una suerte anunciada con antelación en los casos de Zaplana (hoy desligado completamente del PP), Acebes, Mayor Oreja , ect... nombres que marcaron una época en dicha formación y que Rajoy ha ido pasando a la reserva, o simplemente eliminando, del panorama político nacional.

Y es que a Rajoy siempre le ha acompañado la sospecha de falta de liderazgo en la formación popular y sobre él viene repercudiendo continuamente la irrupción de alternativas desleales que, en su momento, comenzaron a precipitar pesos pesados de su partido como son Esperanza Aguirre y Gallardón.


Cascos, político visceral dónde los haya, ha sido mucho más ruidoso en su caída al ostracismo que otros, anteriormente mencionados, y su pataleta ha abierto una mini crisis en la formación popular negada desde la calle Génova... la disidencia voluntaria del ex-ministro de Fomento ha traído consigo la fuga de políticos de peso en el P.P asturiano que aún parece no haber cesado. En cualquier caso, el apoyo público de Aznar a Rajoy en todo este asunto ha resultado decisivo para cerrar filas en la formación conservadora. Un apoyo que exhibía una hoja de doble filo: por un lado reafirmaba a Mariano Rajoy como líder en el actual PP y por otro  hace evidente que el político gallego no consigue sacudirse con contundencia la alargada sombra  de José María Aznar en la dirección y composición de su partido; en pocas palabras, no consigue finiquitar la sospecha de que no es el hombre fuerte adecuado, por lo tanto que carece de carisma, suficiente para liderar el proyecto popular.

En el PSOE ha ocurrido, paralelamente, un caso parecido al de Cascos... parecido en sus consecuencias pero cuya trama dista mucho de ser semejante a la que se ha dado en el P.P. Estos días atrás hemos visto como la formación socialista ha dado de baja en sus filas a Antoni Asunción, otrora ministro de Interior con el propio Zapatero, por la negativa del presidente de Gobierno a aceptar otras primarias, Asunción versus Alarte en la comunidad valenciana, que acabasen siendo un lastre para su credibilidad dentro del partido. Y es que a nadie escapa que, entre otros motivos, el fiasco que supuso la derrota de su candidata Trinidad Jiménez  en las primarias madrileñas precipitó que Zapatero acometiera un profundo cambio en su equipo de gobierno a finales del año pasado. Las voces de disidencia y que exigían su relevo, una vez derrotada Trinidad Jiménez en las primarias, no sonaron sólo en Madrid sino en el resto del conjunto de sedes autonómicas socialistas. 
 Con Asunción, Zapatero entierra, ¡y de qué forma!, su frase preferida, la del talante, y saca a pasear su puño de hierro entre sus afiliados... como muestra de tal hecho sólo decir que Asunción se enteró del cese de su militancia en el PSOE a través de la cadena SER y no por cauces normales ante la sorpresa de propios y extraños.

Es conocedor Zapatero de que el 2.011 va a resultar un año dificilísimo y que el desgaste de su Gobierno podría resultar fatal no sólo a nivel particular sino que arrastraría a la formación socialista a una crisis existencial desconocida en su centenaria historia... no quiere, por tanto, arriesgar ni un ápice de su diezmado crédito en primarias y prefiere cerrar filas con contundencia para que no vuelvan a surgir dudas y sospechas en las entrañas socialistas sobre su liderazgo... y a todo esto Rubalcaba calla expectante y se fuma un puro después de su siesta a la espera de recoger, inevitablemente, el testigo de Zapatero al que le viene grande, desde hace mucho tiempo, el cargo de presidente de gobierno y líder del partido de la rosa.

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