Las grandes compañías españolas en jaque por el alto interés que marcan las calificadoras en España.

Siempre hemos tratado en la bitácora la crisis de deuda soberana desde la óptica país. Sin embargo, dicha crisis es intrusiva en toda la economía que se desarrolla en nuestra nación, afectando de forma similar a las grandes compañías que operan en España. Dichas compañías también ven afectados sus ranting de deudas en consonancia con la del país.

Iberia es una de las compañías más afectadas. Intentará ajustar su plantilla en más de 3.000 operarios para paliar las cuantiosas pérdidas que enrojecen sus balances.

Y es que las compañías no financieras del Ibex 35 tienen que afrontar, en el periodo de un año, el vencimiento de más de 45.000 millones de euros en sus balances como deuda bancaria a corto, la cuál ha crecido un 5,4% en el último medio año. Además, en los últimos 6 meses, los beneficios de estas compañías han caído más de un 30%, en gran medida por el aumento de los gastos financieros, ligados al alto endeudamiento, así como a la reducción de la facturación por el decaimiento de la actividad (ver el artículo sobre la evolución del consumo en el país).

EN REVISIÓN

Ante este panorama, las compañías están revisando al alza sus planes de desinversión en activos no estratégicos, en busca de ingresos que les permitan reducir su deuda. Telefónica, Repsol y las grandes constructoras, entre otras empresas, están acelerando la enajenación de sus activos, e incorporando nuevas actividades al paquete con el cartel de "se vende".

En el lado de los ajustes de costes, las empresas vuelven a mirar con lupa sus plantillas, que han visto sensiblemente reducido su tamaño en los últimos años. Es el caso de Iberia, que prepara un ajuste que podría afectar a más de 3.000 trabajadores, tras elevar hasta 260 millones de euros sus pérdidas.

Además, tras intentar limitar la salida de caja con el pago de dividendos en acciones, en lugar de un efectivo, algunas compañías, como Telefónica y ACS, han decidido suspender temporalmente la remuneración a sus accionistas, colocando la reducción de deuda como la prioridad ineludible de su gestión financiera.

Las consecuencias de la profundidad de la crisis no sólo están afectando a las empresas privadas. En el sector público, Aena y Renfe tienen en marcha planes que incluyen amplios procesos de reestructuración, focalizados, de momento, en la venta de activos y en la revisión de los salarios de sus trabajadores.

Las agencias de calificación crediticia, claves en la financiación de las compañías, no han rebajado su presión. Con los procesos de refinanciación agotados, la deuda de las empresas del Ibex ha vuelto a subir este año -un 1,4%-, hasta 260.000 millones de euros, lo que obliga a las empresas a cumplir ya con sus pagos.