A las gentes de Jerusalén

El libro fantasma, así han bautizado los egipcios la novela del autor cairota Naguib Mahfuz, Gentes de Nuestro Barrio. Desde 1959 hasta hoy, el integrismo islámico ha impedido la publicación de la novela que consagró a Mahfuz como el «artífice de la literatura árabe contemporánea». El éxito avasallador que ha obtenido precisamente en Israel, ha resucitado a Gen tes de nuestro Barrio del limbo literario donde estaba confinado. Recientemente, la editorial Am Oved de Tel Aviv anunció que la primera edición de Gentes de nuestro Barrio, se ha agotado en un tiempo récord. La segunda tirada ya se encuentra en la imprenta, aseguran los representantes de la editorial hebrea. 


Irónicamente, en su amado Egipto que le vio nacer en 1911, Mahfuz no ha podido editar un solo ejemplar de su libro. Los cancerberos de la censura islámica han rubricado a Gentes de nuestro Barrio, como «algo abominante» que condenará a su autor a las llamas del infierno musulmán. Probablemente al mismo compartimento donde se consumirá Salman Rushdie, escritor a quien Nuguib Mahfuz ha defendido a riesgo de su propio pellejo. A fines de la década de los 50, Naguib Mahfuz se apartó del crisol realista donde había fraguado sus veinte relatos cortos y novelas, para escribir Gentes de nuestro Barrio; su primera obra simbólica. 

Aunque la trama se desarrolla en la misma barriada cairota que sirvió de escenario para sus escritos anteriores, Gentes de nuestro Barrio entraña una alusión alegórica al ciclo humano de la sumisión, rebeldía y redención. El amordazamiento de Mahfuz ha durado más de tres décadas. Sobre la intelectualidad occidental recae la responsabilidad de denunciar el atropello contra quien magistralmente ha interpretado las grandezas y miserias del pueblo egipcio.

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