La casta política española, sus desvergüenzas y nuestras miserias al descubierto.



 La palabra "casta", en su segunda acepción, viene recogida de tal forma: parte de los habitantes de una sociedad que forma clase especial, sin mezclarse con los demás.


 Uno, observando el proceder y los privilegios de los que disfrutan nuestros políticos, no tiene más remedio que reconocer dolorosamente que éstos se hacen merecedor de la citada acepción para desgracia de su pueblo. Otra cosa que a vuelapluma me sacude el pensamiento es que esta casta deleznable es, también desgraciadamente, representativa de nuestro aborregado y manipulable pueblo.


 Estos días atrás, en la pequeña ciudad donde habito ocurrió un suceso que salpicó a un padre de familia que conozco. Este señor, en paro, agobiado por las deudas, a punto de entrar en una situación de extrema precariedad, sufrió una enajenación pasajera y atracó una caja de ahorros con una pistola de plástico que, al parecer, debía de resultar muy real. Por supuesto, al poco tiempo de realizar dicho atraco lo detuvo la policía nacional... no tenía práctica alguna como ladrón, jamás se hubiese imaginado verse en las que se vio... lo que hace la desesperación.


 A este hombre le caerá el peso de la ley con todas las consecuencias. Será condenado a varios años de prisión y a buen seguro que tendrá que cumplir la mayoría de ellos. El sistema no tiene piedad ante este tipo de situaciones.


 Y a mí me duele en el alma comparar su caso con el del encantador de serpientes que nos ha gobernado los últimos 8 años. Un tipo que deja arruinado y enfrentado a un país al completo, que ha sumido en la desgracia con su negligencia e ineptitud a millones de personas como la que he citado anteriormente... y el castigo que va a recibir del sistema son dos sueldos vitalicios que suman un total de 12.000 € al mes, despacho, dos secretarias o asistentes, coche oficial y escolta. De su boca ha salido cual será su ocupación inmediata: contemplar las nubes en un lugar paradisiaco en lo alto de una hamaca. Ya ven los distintos raseros que gasta el sistema, que conformamos todos, con uno y con otro.


 Y hablo de Zapatero como bien podría hablar del 90% de los oficiantes en política patria. Los políticos españoles han conformado una casta intocable que difícilmente puede ser juzgada, declarada culpable y condenada como el resto de ciudadanos del país... a no ser que ajusten cuentas entre ellos mismos.


 El tema de las  nóminas, dietas y jubilaciones de los políticos también clama al cielo. El que más o el que menos, hablando de diputados, se vienen sacando sus 10.000 € al mes, como el que no quiere la cosa... y obtiene la jubilación con solo 7 años de desempeño de su cargo. Algunos de estos políticos, los menos, en un gesto que los honran han intentado sacar adelante la propuesta de equiparar las prestaciones de la casta a las de los ciudadanos de a pie. Es el caso de Rosa Díez, aquí os dejo el vídeo de ese momento:

Obviamente, ningún otro grupo político apoyó la magnífica propuesta de la Señora Rosa Díez... 






 Es doloroso ver fotos como ésta:



  Ahí los tienen, en Rodiezmo, ante miles de obreros del país... tres multimillonarios, que han sido tachados de traidores en la última cita del pueblo leonés, con los brazos en alto siendo aplaudidos y vitoreados como si hubiesen traído algún bien, algún avance o algún logro para con el pueblo bajo sus brazos... todo lo contrario.

 Y no se crean que el otro bando, el del partido de la gaviota, se escapa de estas críticas. Me parece aberrante que el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, sea puesto en libertad en breve espacio de tiempo. Que se le haya levantado la fianza de 15 millones de € que se le impuso una vez juzgado y se condicionara su libertad a medidas de control electrónico... y el conocido de mi ciudad que se va a tragar un montón de años en la cárcel, por haberse llevado 1.800 míseros euros, de una sucursal de una caja de ahorros desesperado porque lo perdía todo por esta maldita crisis en la que nos han metidos los ineptos que nos malgobiernan durante los últimos años...

 Y lees los foros políticos y ves a los españolitos de a pie discutiendo entre unos y otros defendiendo a estos sujetos como hooligans. Haciendo de ellos verdaderos héroes... increíble.

 A uno, cuando lee esos foros, se le viene a la cabeza aquel político alemán que dimitió por falsificar levemente su curriculum. Se le viene a la cabeza aquel político japonés, ministro de economía, que se hizo el hara-kiri por no poder cumplir con su desempeño como hubiese deseado para con su pueblo. Se le viene a la cabeza aquel presidente estadounidense, el mejor de los últimos 30 años, que perdió su condición de gran político por tener sexo oral con una becaria... se me vienen a la cabeza todos esos políticos del primer mundo e inevitablemente los comparo con Solbes, Pepiño, Zapatero, la Pajín... y comprendo el porqué no somos parte del primer mundo y el porqué tenemos los políticos que nos merecemos, ni más ni menos.

 Os dejo un interesante artículo, publicado en Libertad Digital, sobre otro miembro de la Casta que se desmarca de ella públicamente y resulta ser un ejercicio de hipocresía lesiva para las entendederas de cualquiera de nosotros. El señor Gaspar Llamazares, alias Gaspar el indignado el terror d elos mercados, y sus 50 millones de pesetas invertidos en los malvados mercados de los que tanto despotrica para engatusar a su electorado... alucinante. 


 Recuerden, gane quién gane el 20-N, no disfruten de lo votado, bajo ningún concepto.



 Llamazares y demás especuladores. Pablo Molina. 

 Las declaraciones patrimoniales de los diputados y senadores del reino de España coinciden aproximadamente con lo que cabría esperar de unos señores con sueldos que, en su mayor parte, rondan los diez mil euros mensuales.

Con algunas excepciones, como el Hípico Hacendoso y la Alpinista Aburguesada, dos hormiguitas que ahorrando en el café mañanero se han hecho con un emporio y Fostiatus (C. Vidal dixit), un manirroto sin solución, la inmensa mayoría de nuestros representantes ha acumulado un capital muy apañadito para pasar los rigores de esta crisis y tirar todavía unos años más con cierto confort en el caso de que el próximo veinte de noviembre vengan mal dadas.

Lo que llama la atención de este desnudo patrimonial protagonizado a la fuerza por nuestros diputados y senadores, además de que se fían lo justito del sistema estatal de previsión social, razón por la cual prefieren contratar un plan de pensiones privado, es el destino que han dado al "exceso de tesorería" que su actividad política les reporta.

Sólo hay que dar un repaso a las declaraciones patrimoniales de diputados y senadores para comprobar la querencia de sus señorías por la inversión inmobiliaria y la especulación financiera, precisamente los dos pecados más graves que, a juicio de la casta política, puede cometer un ciudadano. El que más y el que menos dispone de varias viviendas, locales, plazas de garaje y terrenos rústicos, a pesar de que, desde hace años, todos sin excepción, vienen achacando los males que ahora nos aquejan a la "burbuja del ladrillo". Pero es que el dinero que les sobra de pagar la hipoteca de la cuarta residencia lo destinan a la inversión especulativa, directamente en bolsa o a través de fondos de inversión, de forma que esas tremendas diatribas contra los mercados financieros, al parecer van destinadas únicamente al resto de los mortales, para crearles mala conciencia en caso de que decidan rentabilizar el escaso ahorro de que disponen en la misma medida que ellos.

El caso de Llamazares es espectacular. El gran enemigo de la dictadura de los mercados tiene a fecha de hoy 286.000 euros, es decir, casi cincuenta millones de pesetas, invertidos precisamente en estos productos financieros a cuyos gestores acusa de provocar los grandes males de la economía entre el aplauso de los escasos fieles que todavía le quedan a Izquierda Unida.

En lugar de montar una empresa de "Comercio Justo" para aliviar la condición de los agricultores y artesanos del tercer mundo, creando de paso puestos de trabajo para algún camarada menesteroso, el portavoz de la izquierda anticapitalista prefiere invertir el dinero que nos saca del bolsillo mensualmente en productos financieros de lo más variado. Si, como dicen los comunistas, el capitalismo se basa en la avaricia y la explotación, ahí tienen a su portavoz parlamentario dando ejemplo de cómo organiza un marxista sus finanzas en cuanto tiene ocasión.

En su defensa, Llamazares sostiene que un político de izquierdas no tiene por qué vestir con un mono y vivir debajo de un puente. Al contrario, eso es precisamente lo que deberían hacer todos los políticos de izquierdas. Al menos hasta que sus víctimas, ese millón largo de familias que han perdido su vivienda y su trabajo, vuelvan a recuperar el estatus que tenían antes de que toda esta tropa llegara al poder.

Pablo Molina es miembro del Instituto Juan de Mariana.

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