La rectificación de Hacienda con el despido es el camino, ahora toca bajar impuestos.

El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, zanjó ayer de plano el revuelo desatado en el ámbito empresarial por la posibilidad de que las empresas no pudiesen deducirse como gasto en el Impuesto de Sociedades los pagos por indemnizaciones de despido. La medida, planteada por Cristóbal Montoro la semana pasada como sustitutiva del castigo fiscal previsto a las indemnizaciones superiores a 2.000 euros por año trabajado y que iba a ser soportado por los trabajadores despedidos, hubiese supuesto un aumento considerable de la factura fiscal de muchas compañías y un desincentivo claro a la creación de empleo. Así se lo trasladaron ayer los agentes sociales (patronal y sindicatos) a Ferre en una reunión para analizar la reforma fiscal, en la que el Gobierno también se comprometió a estudiar un aumento del mínimo que estaría exento de tributación en las indemnizaciones por despido. Cabe recordar que en País Vasco y Navarra los pagos de estas características inferiores a 180.000 euros no soportan IRPF, por lo que sería difícil de entender que en el resto de España el límite fuera a ser sensiblemente inferior. Además, deberían aclararse las dudas expresadas por los expertos sobre la legalidad de gravar esas compensaciones.

La rectificación respecto a las deducciones en el Impuesto de Sociedades resulta acertada en un contexto en que las empresas deben ver aliviada, y no elevada, la presión tributaria que soportan en la actualidad si lo que se busca es que incrementen sus inversiones y sus plantillas.