Estamos mucho peor…ZP. Fernando Seco.
La verdad es que Zapatero en la distancia corta tiene sentido del humor y mucho gancho. Eso hay que reconocérselo. La frase –no lapidaria, porque es una tontería- que soltó el otro día ante sus correligionarios del PSOE que le celebraban su décimo aniversario al frente del partido ha dado que hablar porque tiene la enjundia de, al menos, un artículo. No más. Así acabó su discurso: “estamos mucho mejor de lo que parece. Y lo vais a vivir”. No sé si se refería a todos aquellos, de los presentes, que se marchaban de vacaciones o a los que disfrutan ya del campo o de la playa. Ahí se está divinamente. Y es lo que voy a hacer yo en los próximos días, si Dios quiere y las circunstancias me lo permiten. Pero no. No estamos mucho mejor, aunque sí espero que veamos una mejor situación. La frasecita en cuestión es un tanto cínica y, personalmente, me parece un insulto a la inteligencia y hacia quienes no lo están pasando demasiado bien. Léase, los cuatro millones de parados. Por eso no me fío del presidente del Gobierno. Me fiaría de quien me dijera: mirar, no estamos bien, pero con el esfuerzo de todos vamos a salir adelante. Por la sencilla razón de que serían palabras realistas con un toque de optimismo, que siempre viene bien.
No estamos bien porque le falta tanta credibilidad al presidente y a este gobierno –que no les deseo, pero cada uno es dueño de sus actos- que nos hemos instaurado en la desconfianza y en el pesimismo, a pesar de que la selección española haya ganado el campeonato mundial de fútbol. ¿Quién se acordará de esto a la vuelta del verano? No estamos bien, porque se pone en tela de juicio la integridad del Estado español con las piruetas que está haciendo para contentar a los nacionalistas catalanes, en detrimento de un bien mayor. No estamos bien porque se pone en tela de juicio al Tribunal Constitucional, a propósito de la sentencia del estatuto de Cataluña, y se pone en tela de juicio el propio tribunal, cuando priman tendencias políticas o jurídicas absurdas, el lugar del sentido común.
No estamos bien, cuando el sector energético está convulsionado y no sabe a qué atenerse porque el Gobierno es incapaz de concretar una política energética clara y a largo plazo, sin temer que el día de mañana te digan que no, oiga, que nos hemos equivocado y que no vale lo que dije que valía hace dos años. ¡Menuda seguridad jurídica¡ No estamos bien, cuando se crea una especie de duda sistémica sobre el sector financiero que, por fin, parece que empieza a tirar para adelante, por un acuerdo –el único- con el Partido Popular. Ahora bien, van a sobrar como unos 30.000 puestos de trabajo en el sector. Y eso no es estar mucho mejor de lo que parece.
No estamos bien porque el sistema educativo –que debería estar ajeno al partidismo y a mentes paticortas- no termina de mejorar en sus cimientos, tanto cualitativos como cuantitativos, porque quizá no están las personas adecuadas para llevar a cabo las reformas que se requieren. Importa más que no se vendan chuches en la escuela a que aprendan a respetar a su compañero de pupitre.
No estamos bien cuando no se cuida a la institución familiar, núcleo básico de la sociedad que, al final, es la que está sacando las castañas del fuego a todo el mundo.
No estamos bien porque le falta tanta credibilidad al presidente y a este gobierno –que no les deseo, pero cada uno es dueño de sus actos- que nos hemos instaurado en la desconfianza y en el pesimismo, a pesar de que la selección española haya ganado el campeonato mundial de fútbol. ¿Quién se acordará de esto a la vuelta del verano? No estamos bien, porque se pone en tela de juicio la integridad del Estado español con las piruetas que está haciendo para contentar a los nacionalistas catalanes, en detrimento de un bien mayor. No estamos bien porque se pone en tela de juicio al Tribunal Constitucional, a propósito de la sentencia del estatuto de Cataluña, y se pone en tela de juicio el propio tribunal, cuando priman tendencias políticas o jurídicas absurdas, el lugar del sentido común.
No estamos bien, cuando el sector energético está convulsionado y no sabe a qué atenerse porque el Gobierno es incapaz de concretar una política energética clara y a largo plazo, sin temer que el día de mañana te digan que no, oiga, que nos hemos equivocado y que no vale lo que dije que valía hace dos años. ¡Menuda seguridad jurídica¡ No estamos bien, cuando se crea una especie de duda sistémica sobre el sector financiero que, por fin, parece que empieza a tirar para adelante, por un acuerdo –el único- con el Partido Popular. Ahora bien, van a sobrar como unos 30.000 puestos de trabajo en el sector. Y eso no es estar mucho mejor de lo que parece.
No estamos bien porque el sistema educativo –que debería estar ajeno al partidismo y a mentes paticortas- no termina de mejorar en sus cimientos, tanto cualitativos como cuantitativos, porque quizá no están las personas adecuadas para llevar a cabo las reformas que se requieren. Importa más que no se vendan chuches en la escuela a que aprendan a respetar a su compañero de pupitre.
No estamos bien cuando no se cuida a la institución familiar, núcleo básico de la sociedad que, al final, es la que está sacando las castañas del fuego a todo el mundo.
No estamos bien, teniendo en cuenta que vamos a tener que seguir pagando más impuestos, de manera directa e indirecta, para destinarlos no se sabe a qué y para qué. Desde luego, no a inversiones en obra pública o de otro tipo que dinamicen algo más la economía.
No estamos bien, queridos amigos, cuando impera una especie de clima generalizado de corrupción. Se pueden soportar casos aislados, pero no una cultura o sistema que invite a eso. Así es que, si me permiten precisar la frase del presidente del Gobierno, diría que estamos mal pero me gustaría que pareciera que estamos mejor. Ustedes lo verán.
No sé cuándo. Pero, mientras, intenten pasar un descanso veraniego y sean felices. Fernando Seco, licenciado en periodismo. Especializado en información económica y empresarial. Ha trabajado en Europa Press, Agencia EFE, Expansión, Grupo Joly y ABC. Es director de la Fundación Antares, de carácter cultural y patrono de la Fundación Ábaco, cuyo objetivo es fomentar la educación de calidad en Andalucía.
No estamos bien, queridos amigos, cuando impera una especie de clima generalizado de corrupción. Se pueden soportar casos aislados, pero no una cultura o sistema que invite a eso. Así es que, si me permiten precisar la frase del presidente del Gobierno, diría que estamos mal pero me gustaría que pareciera que estamos mejor. Ustedes lo verán.
No sé cuándo. Pero, mientras, intenten pasar un descanso veraniego y sean felices. Fernando Seco, licenciado en periodismo. Especializado en información económica y empresarial. Ha trabajado en Europa Press, Agencia EFE, Expansión, Grupo Joly y ABC. Es director de la Fundación Antares, de carácter cultural y patrono de la Fundación Ábaco, cuyo objetivo es fomentar la educación de calidad en Andalucía.
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