El Gobierno mete en cintura a las Autonomías. La inversión pública en regiones cae en picado.

Ya lo avisó Mariano Rajoy desde Nueva York cuatro días antes de presentar los Presupuestos: para el presidente del Gobierno no es una prioridad sentarse a negociar una nueva financiación autonómica, pues sería "plantear el reparto de lo que no hay".

"No hay ingresos", insistía una y otra vez Rajoy. Era la advertencia que ha plasmado en las cuentas de 2013, donde la inversión estatal en toda la geografía española se recortará otro 16,1%.

Este hachazo se suma al del 25% que había sufrido esta partida en los Presupuestos anteriores y a los descensos que ha ido experimentando durante la crisis. Una recesión que poco a poco ha ido reduciendo la tarta, hasta tal punto que el volumen total de inversión en obra pública en las regiones ha caído ya a mínimos en más de una década.

En concreto, en 2013 el Estado repartirá 13.030 millones de euros. Hay que retroceder hasta el año 2000 para encontrar una cifra inferior, de 11.635 millones. Y todo ello, sin aplicar a las cifras el efecto de la inflación, que ha subido casi un 45% en ese periodo.

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¿LOS ESTATUTOS?

El descenso se antoja más pronunciado si se compara con los más de 31.800 millones que percibieron las regiones en 2008, en pleno apogeo de los estatutos. Entonces, en Cataluña llovían 4.500 millones. Ahora, debe conformarse con 1.262 millones, un 10% menos que sucede al recorte del 44,9% del año anterior.

Estas cifras suponen que, por tercer año consecutivo, las cuentas no recogen la disposición adicional tercera del Estatut, que establece que durante siete años la inversión en infraestructuras en Cataluña se debe equiparar a su peso en el PIB del conjunto de España. Ese peso es hoy del 18,7%, pero la participación en la inversión no llega al 12%.

Los Estatutos no han sido tenidos en cuenta en el reparto como podemos observar.

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Pero Cataluña no es el único ejemplo de que las cuentas no entienden de Estatutos. Andalucía, Aragón, Castilla y León o Baleares tampoco ven satisfechas sus aspiraciones, pues, según el Ejecutivo, sencillamente "no hay margen". "No discutimos la vigencia de las disposiciones adicionales de los estatutos, pero no tienen sentido en un presupuesto de reducción de inversiones", se defendía Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda.

Así que los estatutos no sirven como excusa para incrementar los fondos. De igual modo, tampoco las elecciones que sobrevuelan el mapa español ayudan a rascar más recursos a Cataluña. Lo mismo sucede con Galicia y País Vasco, con caídas del 23,3% y el 32,8%, respectivamente.

Ni siquiera los rescates inspiran piedad a las cuentas. De nuevo, la prueba no es sólo Cataluña. Tampoco Valencia, Castilla-La Mancha o Andalucía perciben más dotaciones. La única excepción es Murcia. Su petición de rescate coincide con una subida de las inversiones del 8,8%, siendo una de las tres comunidades que se salvan del hachazo generalizado. Las otras dos son Cantabria, con un 30,9% más, y Castilla y León, con un leve incremento del 0,14%.

En el otro lado de la balanza, Navarra es la región que sufre un mayor recorte de la inversión, con un descenso del 68,3%. Le siguen Baleares, con un 45,1% menos; la Comunidad Valenciana, que pierde un 35,1%, y el País Vasco, con la citada caída del 32,8%.

RÁNKING EN VOLUMEN

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No obstante, el ránking varía en términos absolutos, esto es, teniendo en cuenta el volumen total de la inversión y no los porcentajes de variación. Bajo estos términos, Andalucía es la que más fondos públicos percibe, con 1.633 millones. A continuación se sitúan, Castilla y León (1.587 millones), Galicia (1.309 millones), Cataluña (1.262 millones) y la Comunidad de Madrid (1.078,6 millones).

El resto se coloca por debajo de los mil millones, quedando al final de la lista Baleares (79 millones), La Rioja (64 millones), Ceuta (44 millones), Navarra (25 millones) y Melilla (23 millones).

Con estas cifras sobre la mesa, los Presupuestos intentan calmar la esperada guerra regional con su tradicional coletilla: las comparaciones pueden inducir a "apreciaciones erróneas", pues una inversión en una región puede beneficiar tanto o más a otra. Además, alegan que hay obras singulares, como puede ser un aeropuerto. Igual de excepcional esperan las regiones que sea la histórica caída de la inversión en las cuentas.