Italia continua ingobernable y amenaza con desembocar en otra tormenta en la zona €.

Al líder del centro-izquierda italiano, Pierluigi Bersani, se le acaba hoy el plazo para formar un nuevo Gobierno en Italia. De momento, no hay señales de un posible acuerdo entre los partidos para alumbrar un nuevo Ejecutivo y el escenario cada vez más plausible es que se tengan que celebrar nuevas elecciones generales. Y todo, a pesar de que las fuerzas políticas y sociales insisten en la necesidad de dar a Italia un Gobierno estable en un contexto europeo que ha terminado por enrarecerse tras el rescate de Chipre.


En medio de esta incertidumbre, Italia pagó ayer los intereses más altos desde octubre por colocar bonos a cinco años y la prima de riesgo alcanzó los 380 puntos, un nivel desconocido desde las elecciones.

El propio Bersani es consciente de la magnitud del desafío. En una pausa en la ronda de consultas, que empezó el sábado con los agentes sociales, dijo que Italia “necesitaría un Gobierno de los milagros”. En realidad, se mueve en un sendero muy estrecho.

Giorgio Napolitano

El mandato recibido por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, quiere que el nuevo Gobierno “obtenga el respaldo de ambas cámaras”, lo que excluye la posibilidad de un Gobierno de minoría que busque los votos en el Parlamento, como planeaba Bersani. Para Napolitano la situación económica y social de Italia es tan preocupante que no puede permitirse un Gobierno inestable.

Bersani ha propuesto dos planes distintos de negociaciones: de un lado, la formación de un Gobierno “de cambio” como pidieron los italianos en las elecciones de febrero; de otro, un diálogo sobre las reformas institucionales y la reforma electoral abierto a todas las fuerzas políticas.

Pier L. Bersani

Sin embargo, hasta ahora, ni los llamamientos de Napolitano a tener en cuenta el bien de Italia, ni los de Bersani al sentido de la responsabilidad, han conseguido modificar las posturas de los partidos que son irreconciliables.

Declaraciones

Beppe Grillo

El movimiento de Beppe Grillo sigue negando el respaldo a cualquier Gobierno formado por los partidos tradicionales e intenta cerrar filas para evitar la escisión de unos senadores que podrían apoyar a Bersani, como ya ocurrió con el nombramiento del presidente del Senado, el procurador anti mafia Piero Grasso. Muestra del ambiente de ingobernabilidad que se vive en Italia son las declaraciones que hizo Beppe Grillo, que tachó a Bersani, Berlusconi y Monti de “padres puteros de la política”.

El centro-derecha relanzó ayer la propuesta de un Gobierno de amplia coalición, una hipótesis que no disgusta a una parte del partido, pero que Bersani sigue rechazando. Eso se debe a que, según un sondeo, si el PD volviera a gobernar con el PdL perdería casi un 10% de su electores en las próximas elecciones.

Berlusconi también ha iniciado las negociaciones para la elección del sucesor de Napolitano, cuyos trámites empezarán el próximo 15 de abril. Berlusconi pide que el nuevo presidente sea un moderado, dado que el centro-izquierda ya cuenta con los presidentes del Congreso y del Senado.

Silvio Berlusconi

En realidad, il Cavaliere, que está pendiente de tres sentencias judiciales personales, no quiere un presidente hostil y por eso está dispuesto a algún tipo de acuerdo. Pero tras el encuentro que mantuvo ayer con Bersani, el secretario del PdL, Angelino Alfano, dijo que las posiciones están muy lejanas y si permanecen así la única vía de salida es el voto. Finalmente, Mario Monti insistió en pedir un Gobierno estable con una fuerte visión europea, respaldado por una amplia coalición con el PdL y el PD.

Si Bersani no encuentra los 40 votos que le faltan podría pedir a Napolitano poder presentar en todo caso su propuesta de Gobierno al Parlamento. En el caso de que no lo obtenga, el presidente Napolitano podría encargar a otro representante formar Gobierno para hacer frente a la emergencia económica y a la reforma electoral antes de volver a votar.

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