El ladrillo, claves de un sector que no levanta cabeza.

Nuevos signos de cambio en el mercado de la vivienda. Las ventas de pisos crecieron con fuerza en la ciudad de Madrid durante el pasado año, un 6,8%, mientras en Barcelona lo hicieron un discreto 0,8%, marcando así distancia con la tónica general del mercado nacional, donde las transacciones de inmuebles cayeron con fuerza, un 17,4% de media. La explicación a esta evolución dispar está en los condicionantes particulares de ambas ciudades, que ya provocaron que notasen la crisis del sector antes que el resto del país. En esta ocasión, el propulsor de las compraventas, además del regreso de los fondos de inversión y de inversores particulares con mucha liquidez disponible, está siendo el auge del alquiler tanto en la capital como en la ciudad condal, lo que habría decantando a estos compradores a formalizar sus operaciones durante los últimos meses del año para aprovechar el auge de los arrendamientos y rentabilizar sus nuevos activos cuanto antes.

Aunque los expertos alertan frente a la tentación del optimismo injustificado respecto a una potencial recuperación de la vivienda, debido principalmente al efecto distorsionador que sobre las cifras tienen las transacciones obligadas de pisos entre algunas promotoras y sus entidades financieras acreedoras, lo cierto es que la actividad registrada en Madrid y Barcelona ha sido la más intensa de los tres últimos ejercicios. Y eso a pesar de que el crédito para la adquisición de vivienda sigue en mínimos y, en todo caso, las entidades lo vinculan a la adquisición de los inmuebles que se acumulan en sus carteras de activos. No obstante, la gran mayoría de las compras en las que han intervenido particulares han sido realizadas por extranjeros que pagaron en efectivo o con financiación procedente del exterior, centradas en provincias costeras como Alicante o Málaga, entre otras.


El sector inmobiliario español sigue dependiendo de la reapertura de los flujos de crédito hacia los compradores nacionales, la creación de empleo y de que se confirme la percepción de que los precios de la vivienda puedan haber tocado suelo (después de haber caído más de un 40% desde el inicio de la crisis) para que la recuperación sectorial tome cuerpo. Y parece claro, a la luz de las cifras, que no será una normalización uniforme y que todavía tardará unos meses en ser apreciable.

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