Zapatero se quema a lo bonzo. Miguel Ángel Belloso.

El presidente Zapatero abdicó hoy, a primera hora de la mañana. Ocurrió en el salón del Congreso de los Diputados. Entiéndanme bien. No quiero decir que renunciara a su cargo, pues no lo sacan del Palacio de la Moncloa ni a tiros. Lo que declaro es que hizo el mayor ejercicio de apostasía de los tiempos recientes. Trataré de explicarlo. Zapatero anunció que reducirá el sueldo de los funcionarios, que congelará las pensiones, que recortará aún más la inversión pública y que reducirá la ayuda oficial al desarrollo, entre otras lindezas. Todo esto significa tirar al cubo de la basura la equivocada estrategia con la que hasta ahora ha dirigido el país.

Ésta venía consistiendo básicamente en construir una España social, en fomentar la prodigalidad del Estado, en expandir los derechos ciudadanos y en consolidar una sociedad del bienestar no sólo incompatible con el sostenimiento de las cuentas públicas sino destructora de toda la cadena de incentivos personales en pos del progreso. Esta clase de política fatal ha conducido al Reino de España a un déficit del 11,2 por ciento del PIB y a una tasa de paro superior al 20 por ciento. Más aún, ha provocado en muy poco tiempo la mayor pérdida de reputación de un país nunca vista.
Cerrado provisionalmente el capítulo de Grecia, España se ha convertido en el problema más inquietante de la Unión Europea. Es cinco veces mayor, no es rescatable, económicamente hablando. Por la misma razón, su capacidad de perturbar la estabilidad de la zona es temible. Hasta el pasado fin de semana, el presidente Zapatero seguía creyendo que el cáncer puede combatirse con aspirinas. Había presentado un tímido programa de ajuste del gasto, defendía que la economía se recuperaría con claridad el año próximo.

Y bien, ¿qué es lo que ocurrió el pasado fin de semana? Pues que la Unión Europea, manejada con mano de hierro por Alemania y Francia, decidió conjurarse contra los ataques de los mercados con un fondo que inyectará masivamente dinero en las arcas públicas de los estados en situación precaria a cambio de que éstos acepten ser monitorizados políticamente, es decir, que pierdan su soberanía sobre la política económica y redoblen sus esfuerzos de saneamiento bajo la amenaza de no poder contar con la eventual ayuda, caso necesario, e incluso de la expulsión controlada de la unión monetaria.

La fortaleza de las presiones sobre nuestro iluso presidente ha debido ser colosal, pues éste ha abjurado ni más ni menos que del socialismo, que ahí es poco. La política del acuerdo a cualquier precio ha sido barrida de un plumazo. La sólida alianza con los sindicatos se ha quebrado dramáticamente. El discurso de que es posible una política económica alternativa a la liberal ha naufragado. La pretensión de un Estado de Bienestar al estilo del ogro filantrópico del que hablaba Octavio Paz ha sucumbido.

Hoy hemos asistido en el Congreso de los Diputados al haraquiri más cruento jamás visto en los últimos tiempos. Zapatero se ha inmolado. Se ha quemado a lo bonzo, y se ha llevado con él, envuelta en llamas, la suicida política socialista que ha conducido al país durante los últimos seis años hacia el colapso. Será extraordinario contemplar cómo asimila el contundente e irreversible fracaso del progresismo, que ha erosionado con una destreza implacable y una rapidez insólita el fenomenal edificio heredado. También se llamaba España, pero era muy diferente.

* Nacido en Castejón (Navarra) hace 42 años, Miguel Ángel Belloso ingresó en EXPANSIÓN en 1986 y como director del diario acometió una profunda remodelación, impulsando nuevas secciones y suplementos, y fortaleciendo su posición como periódico líder. Actualmente es vicepresidente del Consejo Editorial de Expansión y Actualidad Económica. También es vicepresidente del Observatorio del Banco Central Europeo, miembro de la comisión académica de la Fundación de Estudios Financieros y forma parte del comité consultivo de la institución Futuro, un foro de reflexión que reúne a empresarios y profesionales nacidos en Navarra. También es consejero del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid.

Comentarios

  1. Zapatero no tiene tantos méritos, la cosa está más repartida aunque su cara sea la más indicada para partir.

    Los créditos dáselos única y exclusivamente a la BURBUJA INMOBILIARIA. Que los pisos NUNCA BAJEN y sean LA MEJOR INVERSIÓN es la causa (o efecto, segun se mire) del endeudamiento público, del endeucamiento privado, de la expansión del crédito, etc...

    Una simple subida del euribor, y a tomar por culo TODO.

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  2. Anónimo... el euríbor lleva dos años bajo mínimos. Sinceramente, y no te lo tomes a mal, creo que seguir cargando la culpa a la burbuja inmobiliaria es, como mínimo, infantil.

    Por otro lado, ¿tú has leído el curriculum vitae del que escribe el artículo?, tiene más preparación, en economía, que corbacho, Zapatero, Pepiño y la Salgado juntos.

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