Cataluña: cuando el dinero no entra por la puerta, el amor salta por la ventana.

Muchas veces he sido requerido por mis allegados para que les vaticinase qué es lo peor que nos podría ocurrir en esta tremenda crisis. Mi respuestas siempre fue la misma: "la desaparición de España como nación, al menos como la nación que hoy conocemos". Cuando oían mi respuesta se llevaban las manos a la cabeza y me comentaban que yo era exageradamente trágico. Ayer, uno de esos allegados que se sorprendieron con mi vaticinio me llamó por teléfono justo en el momento que transmitían los telediarios imágenes de la "Diada" catalana y me decía: "me he acordado de ti y no he podido resistir el llamarte al ver arder la bandera española en la pantalla".

Y es que cientos de miles de personas se manifestaron ayer por el centro de Barcelona para exigir la independencia, en una protesta encabezada por la pancarta "Cataluña, nuevo Estado de Europa". Más allá del baile de cifras de asistencia -1,5 millones de personas, según la Guardia Urbana; 600.000, según la Delegación del Gobierno-, un hecho llama la atención, a la hora de formular reflexiones a posteriori: se trata de la primera manifestación multitudinaria a favor de la independencia con un carácter casi transversal. No solo asistieron formaciones como Esquerra Republicana o Solidaritat, abiertamente favorables a la independencia, sino que se sumaron CiU, ICV y parcialmente un PSC fragmentado. El PP y Ciutadans se desmarcaron.

Cataluña celebró ayer la Diada más reivindicativa de los últimos años, con motivaciones políticas y económicas. A pesar de ello, el grito más escuchado fue el de "independencia" y, en comparación, apenas se corearon consignas contra los recortes.

El president de la Generalitat, Artur Mas, que no asistió a la protesta, alertó: "Si no llegamos a un acuerdo económico, el camino de Cataluña hacia la libertad está abierto". La reivindicación del pacto fiscal -la exigencia de un sistema de financiación que reduzca la solidaridad de la comunidad con el resto del Estado- se produce una semana antes del encuentro de Mas con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien afirmó que el reto de Cataluña es "crecer y crear empleo" y para ello pidió "trabajar juntos".

A la marcha también asistió el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, quien en agosto confirmó que Cataluña pedirá un rescate de 5.023 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómico para pagar vencimientos de deuda (5.755 millones en el segundo semestre). La comunidad, con una deuda de 42.000 millones -el tripartito elevó la deuda de 10.918 millones en 2003 a los 34.229 millones en 2010-, ha sido una de las abanderadas en los ajustes presupuestarios pero se encuentra con serias dificultades para cuadrar un déficit del 1,5% del PIB este año. Mas ha amenazado que convocará elecciones si los hombres de negro del Ministerio de Hacienda intervienen las cuentas de la Generalitat.

El Govern de CiU, que culpa al Estado de los problemas económicos por los que atraviesa la Generalitat, cifra en un 8,4% del PIB el déficit fiscal de Cataluña y aspira a reducir a la mitad los 16.400 millones que la comunidad asegura aportar por encima de lo que recibe. "Tenemos suficiente energía para vivir mejor de lo que vivimos", afirmaba Mas la víspera de la Diada.

EXPORTACIONES

Cataluña, con el 15% de la población de España, suma más del 18% del PIB del Estado. Tiene un paro del 22% y supone el 26,5% de las exportaciones y el 27,6% de las importaciones del país.

En los últimos años, el descontento económico en Cataluña ha crecido parejo a la desafección con España, según el Centro de Estudios de Opinión. Un 51% de la población votaría a favor de la independencia y un 21% se opondría a ella. Un 55% de los catalanes piensa que la secesión mejoraría su nivel de vida.