Una Hacienda mejor es posible.
Un año después de que
el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunciase a bombo y platillo la publicación
de la lista de los grandes defraudadores parece que algo comienza a moverse en
este sentido. El marco normativo que ampare esta iniciativa novedosa está siendo
ultimado por su departamento. Tras su entrada en vigor, su departamento estará
habilitado legalmente para revelar la identidad de aquellos contribuyentes que
adeuden o hayan defraudado, en principio, más de 100.000 euros al Fisco. Es
decir, no sólo quedarán expuestos a la reprobación pública las personas físicas
y jurídicas que traten de eludir el pago de sus obligaciones tributarias, sino también
los que acumulen una deuda importante con la Administración. En medio de la
grave crisis actual, muchas compañías han debido recurrir a esta solución
temporal ante la falta de liquidez y otros problemas de tesorería, una artimaña
que Hacienda no ve con agrado pero que ha venido consintiendo para evitar que
se agrave la destrucción de empleo.
Nadie pone en duda que
esta medida tendría un efecto ejemplarizante claro, aunque el Ministerio de
Hacienda haya tardado más de lo deseable en implantarla. Por otro lado, la
medida llegaría en un momento delicado para la Agencia Tributaria, cuya
credibilidad e independencia ha quedado en entredicho últimamente por las
controvertidas dimisiones y ceses que se han sucedido en este organismo. La
sospecha de que condicionantes políticos puedan estar determinando las actuaciones
de los inspectores fiscales, un extremo que Cristóbal Montoro volvió a
desmentir ayer de forma tajante, contribuyen a reducir el apoyo ciudadano a
este tipo de actuaciones poco ortodoxas, ya de por sí bajo debido a la
tolerancia con el fraude fiscal que habitualmente confiesan la mayoría de los
contribuyentes encuestados por la propia Agencia Tributaria. Como decíamos en esta
misma web la semana pasada, no puede existir la más mínima sombra de duda sobre
la labor de los profesionales de Hacienda en la lucha contra el fraude ni en
torno a los criterios ni objetivos que les marcan los dirigentes de esta
institución.
La oferta que realizó
el ministro a los principales grupos de la oposición para elaborar un Estatuto
profesional que estandarice los nombramientos y ceses en la Agencia Tributaria
debe dar pie a un proceso que dé a luz un organismo más independiente, más creíble
y libre de cualquier sospecha de politización.
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