El inevitable rescate de la banca y sus consecuencias. Séneca.
Se acerca el momento más temido: el del rescate. Un acontecimiento con consecuencias impredecibles que trató de evitar Zapatero a toda costa renunciando a la mayoría de sus promesas electorales desde mayo de 2010. Pero los esfuerzos fueron infructuosos. Su nefasta supervisión del sector bancario, la dejación de funciones del Banco de España y el agujero oculto en Bankia y en otras cajas de ahorro ha resucitado, meses después de que el PSOE abandonara la Moncloa, el fantasma de la intervención de la UE.
Los confusos mensajes del Ejecutivo del PP tampoco han contribuido a generar confianza. El presidente Mariano Rajoy ha negado por activa y por pasiva que vaya a ser necesario un rescate a la banca, aunque en los últimos días el discurso oficial ha virado: varios ministros han admitido abiertamente que España necesitará ayuda financiera para poder cubrir el agujero de la banca. Un importante boquete que se cifra ya en cerca de 40.000 millones de euros (según las filtraciones que ha difundido Reuters de la auditoría que ha elaborado el FMI) y que tendrá grandes consecuencias en el devenir de la economía española.
LA EVALUACIÓN DEL AGUJERO
La vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría no descartó ayer de forma taxativa tras el Consejo de Ministros que este fin de semana se vaya a pedir formalmente el rescate de España, a pesar de que dijo que no se tomaría ninguna decisión antes de conocer, al menos de forma preliminar, la valoración del Fondo Monetario o de los auditores privados de las entidades nacionales.
Pero dicha valoración ya está sobre la mesa. La institución de Christine Lagarde ofreció ayer el dato concreto de recapitalización bancaria: 40.000 millones de euros. Con todo, el organismo ya habría hecho llegar al Ejecutivo de Rajoy el informe que publicará oficialmente el lunes. Es decir, que el Gobierno ya dispondría de los elementos suficientes para solicitar ayuda financiera a Europa.
De hecho, el propio Banco Central Europeo ha admitido que es probable que el rescate a la banca española se produzca hoy mismo, aunque insistió en que debe ser el propio Rajoy el que tiene que solicitarlo explícitamente. Eso sí, los expertos creen que aunque el mensaje que se está trasladando a la opinión pública es confuso, las negociaciones del Gobierno español con las autoridades comunitarias caminan por la mejor dirección posible.
Los adjetivos que acompañan al rescate de España son muy variados. Se habla de rescate suave, rescate light... (expresiones mucho menos duras que los que se utilizaban cuando se auxilió a la economía helena o a la portuguesa). Pero, más allá de la crudeza o de la suavidad de los términos con los que se define el problema, todos dan por hecho ya que España necesitará el salvamento de la Unión Europea. Al menos, las consecuencias sobre el país serán diferentes que las que se produjeron en el resto de los países de la perifería auxiliados.
FÓRMULAS SOBRE LA MESA
Hay dos fórmulas sobre la mesa de los mandatarios europeos, que podrían reunirse por videoconferencia hoy mismo. La primera: el Fondo de Rescate inyectaría dinero al Frob (el que se ha utilizado hasta ahora para rescatar a las entidades financieras). La segunda: el Frob podría emitir deuda con el aval del Tesoro y el BCE recompraría esa deuda. Aún no se ha tomado la decisión sobre qué instrumento se utilizará.
Los analistas creen que las dos opciones son, en medio de la gravedad, más positivas que un rescate directo para los bancos. Se evitaría que la UE (sobre todo Alemania y Francia) controlen de facto a las entidades financieras españolas, lo que verdaderamente supondría renunciar a la soberanía. Además, España seguiría disponiendo de activos (podría vender las entidades nacionalizadas) si los bancos no pueden devolver en el futuro las ayudas que reciban indirectamente de la UE.
RESCATE SÍ, INTERVENCIÓN NO
El Gobierno va a intentar evitar a toda costa que se hable de intervención del país, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, quería inicialmente que si se pedía ayuda se firmara un programa de rescate similar al que firmaron el resto de los países periféricos. De hecho, será el Estado el que recibirá el dinero, aunque estos fondos se deriven automáticamente a los bancos. A cambio, parece que España ha logrado que no se exijan a cambio draconianos recortes y reformas para compensar las ayudas a las entidades. Sí se pedirán reformas a los bancos, las cajas y a los supervisores.
Pese al discurso oficial, Alemania y la UE no ayudan a los países sin exigir contrapartidas macroeconómicas. De hecho, cuando el BCE ha comprado deuda española en el mercado secundario ha exigido a cambio al Gobierno medidas concretas. Además, España se encuentra inmersa en un procedimiento de déficit excesivo que ya ha obligado a apretarse el cinturón.
Aunque es verdad que Rajoy tiene cierto margen para no hacer caso al milímetro al dictado de la Comisión Europea (que reclama que se suba el IVA, recortes en el desempleo, el adelanto de la entrada en vigor de la reforma de la jubilación y que se endurezcan los cambios en el mercado de trabajo), España perderá margen de maniobra. De hecho, el propio Rajoy ha propuesto en el seno de la UE la puesta en marcha de una unión fiscal y bancaria, que en la práctica se traducirá en cesiones de soberanía.
¿Cuál es el reto? Lograr que no se estigmatice la deuda soberana española por haber pedido un rescate para la banca. Si se consigue o no despejar todas estas dudas se observará el lunes en la evolución de la prima de riesgo.
Los confusos mensajes del Ejecutivo del PP tampoco han contribuido a generar confianza. El presidente Mariano Rajoy ha negado por activa y por pasiva que vaya a ser necesario un rescate a la banca, aunque en los últimos días el discurso oficial ha virado: varios ministros han admitido abiertamente que España necesitará ayuda financiera para poder cubrir el agujero de la banca. Un importante boquete que se cifra ya en cerca de 40.000 millones de euros (según las filtraciones que ha difundido Reuters de la auditoría que ha elaborado el FMI) y que tendrá grandes consecuencias en el devenir de la economía española.
LA EVALUACIÓN DEL AGUJERO
La vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría no descartó ayer de forma taxativa tras el Consejo de Ministros que este fin de semana se vaya a pedir formalmente el rescate de España, a pesar de que dijo que no se tomaría ninguna decisión antes de conocer, al menos de forma preliminar, la valoración del Fondo Monetario o de los auditores privados de las entidades nacionales.
Pero dicha valoración ya está sobre la mesa. La institución de Christine Lagarde ofreció ayer el dato concreto de recapitalización bancaria: 40.000 millones de euros. Con todo, el organismo ya habría hecho llegar al Ejecutivo de Rajoy el informe que publicará oficialmente el lunes. Es decir, que el Gobierno ya dispondría de los elementos suficientes para solicitar ayuda financiera a Europa.
De hecho, el propio Banco Central Europeo ha admitido que es probable que el rescate a la banca española se produzca hoy mismo, aunque insistió en que debe ser el propio Rajoy el que tiene que solicitarlo explícitamente. Eso sí, los expertos creen que aunque el mensaje que se está trasladando a la opinión pública es confuso, las negociaciones del Gobierno español con las autoridades comunitarias caminan por la mejor dirección posible.
Los adjetivos que acompañan al rescate de España son muy variados. Se habla de rescate suave, rescate light... (expresiones mucho menos duras que los que se utilizaban cuando se auxilió a la economía helena o a la portuguesa). Pero, más allá de la crudeza o de la suavidad de los términos con los que se define el problema, todos dan por hecho ya que España necesitará el salvamento de la Unión Europea. Al menos, las consecuencias sobre el país serán diferentes que las que se produjeron en el resto de los países de la perifería auxiliados.
FÓRMULAS SOBRE LA MESA
Hay dos fórmulas sobre la mesa de los mandatarios europeos, que podrían reunirse por videoconferencia hoy mismo. La primera: el Fondo de Rescate inyectaría dinero al Frob (el que se ha utilizado hasta ahora para rescatar a las entidades financieras). La segunda: el Frob podría emitir deuda con el aval del Tesoro y el BCE recompraría esa deuda. Aún no se ha tomado la decisión sobre qué instrumento se utilizará.
Los analistas creen que las dos opciones son, en medio de la gravedad, más positivas que un rescate directo para los bancos. Se evitaría que la UE (sobre todo Alemania y Francia) controlen de facto a las entidades financieras españolas, lo que verdaderamente supondría renunciar a la soberanía. Además, España seguiría disponiendo de activos (podría vender las entidades nacionalizadas) si los bancos no pueden devolver en el futuro las ayudas que reciban indirectamente de la UE.
RESCATE SÍ, INTERVENCIÓN NO
El Gobierno va a intentar evitar a toda costa que se hable de intervención del país, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, quería inicialmente que si se pedía ayuda se firmara un programa de rescate similar al que firmaron el resto de los países periféricos. De hecho, será el Estado el que recibirá el dinero, aunque estos fondos se deriven automáticamente a los bancos. A cambio, parece que España ha logrado que no se exijan a cambio draconianos recortes y reformas para compensar las ayudas a las entidades. Sí se pedirán reformas a los bancos, las cajas y a los supervisores.
Pese al discurso oficial, Alemania y la UE no ayudan a los países sin exigir contrapartidas macroeconómicas. De hecho, cuando el BCE ha comprado deuda española en el mercado secundario ha exigido a cambio al Gobierno medidas concretas. Además, España se encuentra inmersa en un procedimiento de déficit excesivo que ya ha obligado a apretarse el cinturón.
Aunque es verdad que Rajoy tiene cierto margen para no hacer caso al milímetro al dictado de la Comisión Europea (que reclama que se suba el IVA, recortes en el desempleo, el adelanto de la entrada en vigor de la reforma de la jubilación y que se endurezcan los cambios en el mercado de trabajo), España perderá margen de maniobra. De hecho, el propio Rajoy ha propuesto en el seno de la UE la puesta en marcha de una unión fiscal y bancaria, que en la práctica se traducirá en cesiones de soberanía.
¿Cuál es el reto? Lograr que no se estigmatice la deuda soberana española por haber pedido un rescate para la banca. Si se consigue o no despejar todas estas dudas se observará el lunes en la evolución de la prima de riesgo.
A los que más sabéis de esto:
ResponderEliminarDecir que se va a controlar a los bancos no resuelve muchas dudas... ¿Qué repercusión habrá sobre el crédito? ¿En qué grado afectará a los modelos de negocio actuales?
Hoy en día, cuando la administración hace una compra, la paga muy en diferido. Los proveedores deben financiarse para poder venderle los productos o servicios.
¿Cuántos años se tardará en corregir el desfase de la banca?
Gracias.
Hola anónimo, no sé si me considerarás un experto en la materia pero voy a tratar de aclarar tus dudas en lo que buenamente pueda.
ResponderEliminarSobre le crédito la situación actual es influyente en el momento que la banca tiene que dedicar sus recursos a provisionar el ladrillo dudoso existente en sus balances y no a ejercer su actividad. Observa en estos posts las cantidades a provisionar:
http://laboromnia.blogspot.com.es/2012/06/la-auditoria-la-banca-la-gran-prueba.html
http://laboromnia.blogspot.com.es/2012/05/las-provisiones-del-ladrillo-banco-por.html
El plan de proveedores va encaminado resolver el problema que planteas de los pagos de la administración a los proveedores. El dinero recibido de dicho plan por ayuntamientos y CCAA conllevan recortes en dichas administraciones para que con el ajuste de las cuentas de las administraciones no se volviese a repetir la caótica relación entre administración y proveedores.
En cuanto a los años, yo estimo que al menos 3 años necesitará la banca, como mínimo, para volver a fluir de ella el crédito con regularidad y mínimamente adecuado a la necesidad país.
En cuanto al cambio de modelo de negocio, el resultado del proceso que están viviendo las entidades financieras se traducirán en muchas menos entidades en el país y un control más férreo por parte de las instituciones habilitadas al respecto para que nunca más excedan su capacidad de negocio, tal como hizo la banca española en plena burbuja inmobiliaria (que no presten más de lo que pueden y que lo que presten esté provisionado en caso de impago con total garantía para que no afecte al negocio posterior de las entidades. Dicho en cristiano).
Espero haberte resuelto las dudas. Un saludo.