Educar a los niños desde el parvulario
No es por casualidad que los países que tienen menor índice de mortalidad y accidentes en carretera, son los que cuentan con un programa más racional de educación vial, orientado a los niños. Estos, más o menos desde los seis años, comienzan a recibir una serie de Ases teóricas y prácticas, que orientadas como juegos, se convierten en un efectivo sistema de enseñanza.
A largo plazo, cuando esas personillas ya son más mayores y circulan por primera vez por una vía pública, sea en bicicleta u otro tipo de vehículo con ruedas, con o sin motor, resulta que están mejor educados (vialmente se entiende), que muchos de los conductores que consiguen el carné de conducir en nuestro país. Cuando una persona (de esos países que vistos desde aquí parecen de ciencia ficción) comienza su preparación para conducir vehículos a motor, casi la totalidad de las enseñanzas que reciben son prácticas, ya que la teoría, la saben como la tabla de multiplicar, y desde bastantes años atrás. ¿Por qué en nuestro país, la enseñanza teórica se enfoca a ser la suficiente como para que el aspirante se limite a aprobar un examen?
Pasar un test no es suficiente prueba de que un conductor está razonablemente educado. Es cuestión de mentalidad. No es suficiente un período de varias semanas de teoría en autoescuela para que un conductor asimile la responsabilidad que conlleva la conducción de un automóvil. Esa mentalidad sólo se consigue con una formación vial temprana, desde edades en las que es aún impensable llevar un vehículo a motor.
Por supuesto, la responsabilidad de poder acceder a esa educación temprana es exclusiva de la Administración. Sólo ésta puede, a largo plazo, conseguir que un porcentaje muy elevado de personas tengan un nivel de consciencia y educación vial suficiente como para que cuando accedan a los exámenes, puedan limitarse a memorizar el código.
Y no como se hace ahora: clases teóricas para memorizar los test del examen, y nada más. La función de las autoescuelas puede tener su importancia, pero a ellas hay que llegar con un bagaje mínimo de educación vial. Lo contrario -es decir, lo que ocurre ahora- no es suficiente para formar buenos conductores.
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