Nuestra prima (de riesgo) se despendola locamente. Jamás nos salió tan caro pedir limosna.
El 20 de julio de 2012 forma parte ya del listado de fechas negras en el mercado español. Una jornada que se presumía de calma, sin apenas citas trascendentes, se vio envuelta en un brusco movimiento bajista, que recuerda a los registrados en momentos de máxima tensión, como ocurrió en los días sucesivos a la quiebra de Lehman Brothers o en anteriores momentos críticos de la crisis de la eurozona. El resultado es elocuente: el Ibex experimentó el viernes su mayor desplome desde mayo de 2010 -cuando Europa se enfrentaba al primer rescate griego- y la prima de riesgo escaló hasta zonas nunca antes transitadas, por encima de los 600 puntos.
La búsqueda de una razón concreta para explicar el movimiento de anteayer arroja un resultado difuso. "Pánico" era la palabra que más repetían el viernes los expertos para dar sentido a la repentina huida de inversores de los activos españoles y, en menor medida, de los italianos. "El movimiento hace pensar en una posible acción concertada de varios hedge funds, cuyo impacto se habría multiplicado por el escaso volumen que se registra estos días en el mercado", comenta Juan Carlos Castillo, analista de Capital Bolsa. Tras un inicio de escaso movimiento, la presión se intensificó sobre la deuda: la prima de riesgo sumó 31 puntos, hasta 610, y la rentabilidad del bono a 10 años marcó un nuevo récord en el 7,267%.
En paralelo, el Ibex entró en una espiral descendente que le llevó a perder un 5,85%, hasta los 6.246,30 puntos, con lo que eleva su caída anual al 27%. El cierre de posiciones por la pérdida de soportes elevó el volumen hasta 3.900 millones de euros, frente a la media de 2.400 millones de los últimos días. El revés se hizo especialmente evidente en los sectores más aquejados por la incertidumbre: bancos, constructoras y energéticas. Bankia, con un descenso del 10,43%, y FCC, que se dejó un 9,23% encabezaron los recortes del Ibex, que golpearon a todos los valores del índice, sin excepciones. BBVA, Santander, Telefónica e Iberdrola cedieron entre el 7% y el 8%.
Más allá del movimiento concreto de ayer, la evolución del mercado arroja una conclusión indiscutible: la desconfianza sobre España es cada vez mayor y ni los ajustes del Gobierno ni las medidas adoptadas por Europa para poner coto a la crisis han resultado efectivas. "La eurozona entiende que el tiempo de las soluciones parciales ha acabado", afirmó el miembro del BCE, Benoit Coeure. La mayor parte de los analistas comparte esta visión: lo que se juega sobre el tablero del mercado es la viabilidad del proyecto del euro o su ruptura y refundación.
El foco de presión se sitúa sobre España, porque se haya inmersa en una dinámica de difícil solución: la necesidad de recortar su elevado déficit, mientras lucha por estimular una economía en contracción. Algunos expertos consideran que España está repitiendo la senda que antes atravesaron Grecia o Irlanda y el mercado descuenta que el final será idéntico y el país no podrá satisfacer por sus medios sus obligaciones; es decir, o es rescatado o tendrá que abandonar el euro. En este contexto, "la solución inminente sólo puede venir de fuera, ya sea a través del BCE o de otro mecanismo europeo" (excluyendo con ello medidas que pueda tomar el Gobierno español), considera Ángel Mínguez, de Bolsa 3.
El futuro no es esperanzador.
Sin esa solución, la deriva del mercado seguira siendo negativa. Algunos expertos prevén niveles de 650 puntos en la prima de riesgo. Y en el Ibex, la pérdida de los 6.500 puntos le deja sin soportes hasta el entorno de los 6.000 puntos e, incluso, hasta la zona de 5.500-5.200 puntos.
Italia, claramente contagiada por España, tendrá que perfilar postura común con el Gobierno español para exigir soluciones drásticas a los socios europeos. La reunión bilateral Monti-Rajoy del próximo 2 de agosto se antoja crucial para los intereses de ambos países dentro de la zona euro.
El declive del Ibex ayer sólo tuvo réplica en Italia, donde el Ftse Mib cayó un 4,38%, con su gran banca restando más del 6,5%. El Cac galo y el Dax alemán se dejaron cerca del 2% y el Ftse 100 británico, un 1,09%. En Wall Street, los problemas de Europa pesaron en el ánimo inversor. Al cierre de la sesión, el Dow Jones cedió un 0,93% y el S&P, un 1,01%.
La búsqueda de una razón concreta para explicar el movimiento de anteayer arroja un resultado difuso. "Pánico" era la palabra que más repetían el viernes los expertos para dar sentido a la repentina huida de inversores de los activos españoles y, en menor medida, de los italianos. "El movimiento hace pensar en una posible acción concertada de varios hedge funds, cuyo impacto se habría multiplicado por el escaso volumen que se registra estos días en el mercado", comenta Juan Carlos Castillo, analista de Capital Bolsa. Tras un inicio de escaso movimiento, la presión se intensificó sobre la deuda: la prima de riesgo sumó 31 puntos, hasta 610, y la rentabilidad del bono a 10 años marcó un nuevo récord en el 7,267%.
Indice actual de diferentes primas de riesgo europeas
En paralelo, el Ibex entró en una espiral descendente que le llevó a perder un 5,85%, hasta los 6.246,30 puntos, con lo que eleva su caída anual al 27%. El cierre de posiciones por la pérdida de soportes elevó el volumen hasta 3.900 millones de euros, frente a la media de 2.400 millones de los últimos días. El revés se hizo especialmente evidente en los sectores más aquejados por la incertidumbre: bancos, constructoras y energéticas. Bankia, con un descenso del 10,43%, y FCC, que se dejó un 9,23% encabezaron los recortes del Ibex, que golpearon a todos los valores del índice, sin excepciones. BBVA, Santander, Telefónica e Iberdrola cedieron entre el 7% y el 8%.
Más allá del movimiento concreto de ayer, la evolución del mercado arroja una conclusión indiscutible: la desconfianza sobre España es cada vez mayor y ni los ajustes del Gobierno ni las medidas adoptadas por Europa para poner coto a la crisis han resultado efectivas. "La eurozona entiende que el tiempo de las soluciones parciales ha acabado", afirmó el miembro del BCE, Benoit Coeure. La mayor parte de los analistas comparte esta visión: lo que se juega sobre el tablero del mercado es la viabilidad del proyecto del euro o su ruptura y refundación.
El foco de presión se sitúa sobre España, porque se haya inmersa en una dinámica de difícil solución: la necesidad de recortar su elevado déficit, mientras lucha por estimular una economía en contracción. Algunos expertos consideran que España está repitiendo la senda que antes atravesaron Grecia o Irlanda y el mercado descuenta que el final será idéntico y el país no podrá satisfacer por sus medios sus obligaciones; es decir, o es rescatado o tendrá que abandonar el euro. En este contexto, "la solución inminente sólo puede venir de fuera, ya sea a través del BCE o de otro mecanismo europeo" (excluyendo con ello medidas que pueda tomar el Gobierno español), considera Ángel Mínguez, de Bolsa 3.
El futuro no es esperanzador.
Sin esa solución, la deriva del mercado seguira siendo negativa. Algunos expertos prevén niveles de 650 puntos en la prima de riesgo. Y en el Ibex, la pérdida de los 6.500 puntos le deja sin soportes hasta el entorno de los 6.000 puntos e, incluso, hasta la zona de 5.500-5.200 puntos.
Italia, claramente contagiada por España, tendrá que perfilar postura común con el Gobierno español para exigir soluciones drásticas a los socios europeos. La reunión bilateral Monti-Rajoy del próximo 2 de agosto se antoja crucial para los intereses de ambos países dentro de la zona euro.
El declive del Ibex ayer sólo tuvo réplica en Italia, donde el Ftse Mib cayó un 4,38%, con su gran banca restando más del 6,5%. El Cac galo y el Dax alemán se dejaron cerca del 2% y el Ftse 100 británico, un 1,09%. En Wall Street, los problemas de Europa pesaron en el ánimo inversor. Al cierre de la sesión, el Dow Jones cedió un 0,93% y el S&P, un 1,01%.
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