La carta marcada de Zapatero. Joaquín Vila.
La carrera política de Zapatero tiene los días, los meses como mucho, contados. El Parlamento entero le da la espalda y hasta los sindicatos y su propio partido le miran de reojo. Si a la vuelta del verano, a la vuelta de Doñana, no logra sacar adelante los Presupuestos, no logra los votos del PNV, pues CiU ya le ha condenado, se verá obligado a disolver las Cámaras y a convocar elecciones. Y, el PSOE, incluso con Rajoy en el balneario, se hundirá en las urnas. España, Europa y Obama respirarán.
Pero fiarse de Zapatero o del Gobierno sería, simplemente, de tontos. Negaron con solemnidad y rabia la crisis económica y la negociación con ETA. Mintieron. Y ahí siguen y ahí quieren seguir. Como sea.
El presidente del Gobierno y su equipo todavía tienen el poder y, sin pudor ni contemplaciones, saben manejarlo cuando se ven acorralados. Y, ahora lo están, más que nunca. La partida no ha hecho más que empezar.
Desde hace unos meses, desde que el declive de Zapatero comenzó a ser una evidencia, han vuelto las informaciones sobre las buenas intenciones de ciertos etarras. Unos presos se mostraban sensibles con las víctimas y hasta pedían su reconocimiento, Otegui se desmarcaba de la línea dura para dar a la banda una salida política y, ahora, resulta que otros pistoleros han hecho llegar al Gobierno sus intenciones de “parar” la lucha armada y participar en las elecciones.
ETA, que sabe que sólo a Zapatero puede engañarle dos veces y que, además, está tan acabada como él, quiere ayudarle a aguantar en La Moncloa y ya le pone en bandeja otra tregua, incluso una entrega de las armas. Y el eterno aspirante al premio Nobel, el impulsor de la Alianza de las Civilizaciones tiene de nuevo la oportunidad de seguir jugando su macabra partida. Él dirá que busca la paz.
Lo primero que conseguirá Zapatero con el mero acercamiento a ETA será el regreso del PNV al poder que tanto añora. Porque el PP, Basagoiti ya lo ha denunciado, no tendrá más remedio que romper el pacto de Gobierno. Zapatero, si le sirve para seguir en la Moncloa, sacrificará a Patxi López, sacrificará el pacto que empieza a liberar al País Vasco del poder siniestro de los nacionalistas, de los pistoleros, de los radicales y de los menos radicales. Pero el PNV, encantado de haber recuperado el poder que tanto añora, le apoyará a la vuelta del verano, a la vuelta de Doñana, para que apruebe unos presupuestos que, sin duda, hundirán a España en la ruina. Y Zapatero, tan feliz, seguirá en La Moncloa, ganará tiempo. Respirará. No España, ni Europa, ni Obama.
Luego, a esperar a que la crisis remonte o a que Rajoy se estrelle con los Gürtel o con lo que haga falta. Que para eso tiene a Pepiño al frente de la propaganda y a Rubalcaba al frente de la Policía. La partida no ha terminado. Y Zapatero tiene una carta marcada.
*Joaquín Vila, Director de "El Imparcial".
No dé por perdida la batalla Zapateril, aún quedan muchos pesebristas del PER y Zejateros sueltos, todos sabemos que los votos de este partido están en Andalucía y la 9ª provincia andaluza de facto (cinturón de Barcelona).
ResponderEliminarComo dice un sabio vecino mío, hasta que no vea pasar al último gato, no digo ¡SAPE!