Ocho horas por la Patria. Francisco Robles.

La Guardia Civil es como el papel: todo lo soporta. La Benemérita ha salido indemne de los tres males que han afectado a la sociedad en los últimos treinta años. Ha resistido el golpismo de Tejero, los mangazos de Roldán y el cotilleo protagonizado por Antonio David. Otra institución se habría hundido tras estos tres misiles que con el paso del tiempo han ido virando a la España tragicómica que retrataron Quevedo en el XVII y Berlanga en el XX. Pero la Guardia Civil se ha mantenido firme, leal al poder legítimamente constituido, tan cercana al pueblo que cuando alguien tiene la feliz ocurrencia de suprimir una casa cuartel de una localidad, todo el mundo se levanta para exigir que se queden allí. Por algo será.
Ahora el benemérito cuerpo, que diría un amante del léxico más clásico tirando a rancio, debe enfrentarse con el mal de nuestra época: el relativismo absoluto, valga la paradoja. Desde la AUGC de Málaga se ha lanzado el señuelo. Pretenden que desaparezca el rótulo que identifica a esos lugares que el lenguaje popular siempre denominó como cuartelillos. Todo por la patria. El tonto siempre mira al dedo cuando le señalan la luna. Ese adagio habría que aplicarlo en este caso. El problema del lema no está en la palabra patria, sino en la que encabeza el cartel: todo. Lo que no se soporta en esta sociedad hedonista, evanescente como su presidente, gaseosa en sus principios, viscosa en sus convicciones, es que alguien esté dispuesto a darlo todo por algo. ¿Cómo van a admitir eso los liberados sindicales o ese presidente de la CEOE que ha arruinado a los que trabajaban en sus empresas mientras él se mantiene en su cargo?


La patria es el todo o no es nada. La patria es el concepto que molesta a los sectarios que necesitan la división social para mantener en pie la nada de su fenecida ideología: se les cayó el muro de Berlín en 1989 y ahora se les ha derrumbado el castillo de naipes de las cartas marcadas del zapaterismo. Por eso les molesta el lema de la Guardia Civil, porque la disciplina militar los obliga a estar disponibles durante las 24 horas del día y el resto de la noche. El mito del picoleto lorquiano se ha perdido en la nebulosa de un pasado que no debería regresar nunca. Incluso la imagen del mostacho carpetovetónico le ha cedido el paso a la belleza femenina de esa guardia que escolta los pasos de la Semana Santa sevillana y que lleva el nombre de la patrona que pretenden enviar al cuarto oscuro del laicismo. Pilar suena demasiado rígido para el imaginario de plastilina que gasta esa progresía que un día promete el paraíso del salario social y al siguiente congela las pensiones.
Todo por la patria no es un eslogan franquista. Es justamente lo contrario. En las dictaduras la patria no existe. Es un trampantojo, un engaño. La única patria es la que nos reúne en el espacio común de la democracia. A los guardias civiles sólo hay que subirles el sueldo. Son un lujo para España. Sirven para todo porque su vocación es servir. A estas alturas uno es incapaz de imaginar una casa cuartel presidida por un cartel salido de un convenio colectivo: «Ocho horas por la patria». ¿A que no?

Comentarios

  1. Además los únicos que tienen patria (en contra de la propaganda leninista) son los proletarios solo ellos toen patria y solo UNA patria En caso de guerra epidemia o desastre los pobres no podrán escapar a ninguna otra patria porque solo tienen una LA SUYA no es que no tengan dinero para hacerlo ( que tampoco) es que ni siquiera tendrían visado

    Los ricos esos no solo tienen una patria esos tienen muchas todas las que pueden compararse
    Por eso los proletarios tenemos que defender la única patria que tenemos LA NUESTRA

    La estupidez de los cosmopolitas trata de convencernos que somos como los ricos y no debemos pensar en que tenemos patria pero en casos de crisis por ejemplo ahora en España los privilegiados son los emigrantes no los españoles Ellos siempre tendrán su propia patria donde regresar los españoles solo se les invita a abandonar su propia patria

    Habría que ir pensando en esas cosas tan de cajón y tan olvidadas por culpa de la propaganda

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